martes, 28 de diciembre de 2010

Go Sailor- Go Sailor (1996)


Te recuerdo perfectamente, si cierro los ojos puedo verte con total claridad. Los focos te nublan la vista y los nervios apenas te permiten respirar con normalidad, has llegado muy lejos, más de lo que cabría esperar de una chica tan joven, sientes que las piernas se te doblan. Atrás queda esa sobremesa tensa en la que tuviste que convencer a tu padre de que aquella era una buena oportunidad para ti, de que en Melilla no pintabas nada, de que todo se cocía en Madrid y Barcelona, de que aquel era tu billete a una nueva vida. Tres, dos, uno, la cuenta atrás del regidor inyecta una nueva dosis de adrenalina en tu organismo, cada vez quedáis menos y ahora toca repartirse el protagonismo, un verdadero minuto de oro para cada una. Llega tu turno, te sudan las manos. Miras al piloto rojo de la cámara, tal y como te dijeron en los ensayos, y acto seguido bajas la mirada para buscar a tu interlocutor, es un señor regordete, con gafas y una tremenda mata de pelo gris, nunca antes lo habías visto. De repente se detiene el tiempo y te formula la pregunta: "Dime en algunas ventisinco palabrrras qué sabes de mi pais; soy embajadorrr de Rusia". En ese momento quieres morirte, tenías preparada la respuesta de por qué te has presentado al concurso, podías argumentar acerca de cómo defenderías la corona, te habías aprendido tres virtudes y tres defectos, te habías inventado que querías estudiar periodismo y arte dramático, pero ¿Rusia? nadie te había advertido de algo así. Los segundos se hacen interminables, pesados como el plomo, "cuando no sepas que decir, sonríe" te había dicho tu abuela, pero tus labios trémulos son incapaces de dibujar una leve sonrisa. Tu mente se ha bloqueado, necesitas tiempo, "Perdón ¿puede repetirme la pregunta?" dices con voz temblorosa, acabas de ganar unos segundos. El embajador eleva su tono de voz, parece que no le ha gustado mucho tu propuesta, su acento se endurece y de repente te parece un villano de los de las películas de James Bond. Ya está, lo tienes, tomas aire, buscas a tu padre en las gradas y te arrancas: "Bueno, pues sé que es un país donde vive gente maravillosa, que ha habido en el tema de política algunos cambios y... no sé mucho más. Gracias". Sí señor, veinticinco palabras exactas, y dos más de regalo, que se entere ese estirado de que tú sabes contar.

Seguro que a ninguno de vosotros os gustaría estar en la piel de Miss Melilla 2001 ¿verdad? El rostro de aquella chica era la viva imagen del estupor. Eso es lo que pretendía yo hoy, descolocaros un poquito y que os preguntaséis qué hace una banda de la escudería Lookout!, un sello vinculado al punk rock, en un blog como éste. Como ya indiqué en el nacimiento de Rainy Day Music, mi intención era la de crear un blog que no estuviese sujeto a ningún estilo concreto, un sitio en el que tuviesen cabida múltiples maneras de entender la música. Pues bien, últimamente sentía que ese espíritu inicial se estaba diluyendo, así que pensé que había que elegir un disco diferente, alejado de los parámetros del folk y del pop orquestado que tanto se prodigaba por esta bitácora últimamente. Go Sailor me pareció el grupo perfecto, porque a pesar de su inmediatez punk y su sonido casi amateur tienen un halo de melancolía y de dulzura que me parece muy lluvioso. Pero quien se ha quedado desconcertado he sido yo, puesto que al acudir a la web para documentarme acerca de esta banda, y poderos contar así algún que otro chisme interesante, me he encontrado con que apenas hay información con algo de enjundia sobre Go Sailor. Entonces me he sentido como Elizabeth, la estupefacta miss, y he escuchado en mi interior una voz con acento caucásico que me preguntaba "¿qué puede desirrrme sobrre Go Sailorrr?". En ese preciso instante me ha asaltado un sudor frío y me he dado cuenta de que no podía decir más que "Go Sailor es un grupo maravilloso". Ahora que se han apagado los focos y que el plató ya no huele a champán y sudor, me dispongo a escribir unas líneas sobre esta banda californiana, espero que seáis indulgentes. Elizabeth, no sabes cuánto te entiendo.

En la Universidad me enseñaron que cuando se escribía acerca de un tema concreto lo primero que se debía hacer era situarlo en un contexto histórico, de modo que empezaré siguiendo ese sabio consejo. Nos encontramos a finales de los años 80's en la zona de la Bahía de San Francisco, donde Larry Livermore y David Hayes fundan un pequeño sello discográfico llamado Lookout! , ha echado a andar recientemente y se ha especializado en el punk rock más melódico, aquel que combina perfectamente la crudeza con la melodía. En poco tiempo este sello establecido en Berkeley va editando un buen número de referencias y acoje en su seno a buena parte de la parroquia hardcore y punk rocker de California. David Hayes abandonará Lookout! para crear otro sello, Very Small Records, poco más tarde, Livermore decide dar una oportunidad a unos adolescentes con buen gusto para las melodías y proclives a las guitarras con mordiente; esos muchachos con acné se hacen llamar Green Day. La fama del trío californiano comienza a subir como la espuma y en 1994 firman con una multinacional para grabar su tercer disco, es el momento de eclosión del punk rock y del hardcore melódico; Offspring, NOFX, Pennywise, todos ellos veteranos de la escena, se convierten en estrellas gracias al tirón mediático adquirido por este sonido en poco más de un año. Lookout! obtiene sus beneficios en este pingüe negocio y se lanza a la búsqueda de nuevos Green Day, comienza la época de esplendor del sello, que ve aumentadas sus ventas y sus referencias en el mercado. Una de las bandas que llega a Lookout! en esta época es Go Sailor, un trío formado por Rose Melberg, que venía de otra formación llamada Tiger Trap, Paul Curran, que tocaba el bajo en otra banda de Lookout! llamada Crimpshrine, y Amy Linton, que tocaba la batería en Henry's Dress. Go Sailor no eran unos recién llegados, ya contaban con dos EP's en el mercado, "Fine Day for Sailing", editado en 1994 por Yo Yo Recordings, y "Long Distance", que vería la luz en 1995 a través de Slumberland, además de un par de canciones en dos recopilatorios, una en un disco titulado "Periscope" editado por Yo Yo Recordings en 1994, y otra en "Slice of Lemon", un doble LP compartido por los sellos Lookout! y Kill Rock Stars en 1995. En 1995 grabarían para Lookout! el que sería su último EP, y a la postre su última grabación, "Don't Go", con el que cerrarían una corta pero intensa carrera que dejaría tras de sí catorce magníficas canciones. Un año más tarde, el sello de Berkeley reunía en un CD los tres EP's y las dos canciones incluídas en los recopilatorios anteriormente citados, ése es el disco que presentamos hoy en Rainy Day Music.

La sencillez, la melodía y la inmediatez son las señas de identidad de Go Sailor, y las podemos encontrar en absolutamente todas sus canciones. Estamos ante una banda que combina perfectamente la energía y la urgencia del punk con la ingenuidad del pop, una formación que rezuma un encanto que casi roza el amateurismo, y que es capaz de contagiar optimismo y melancolía a partes iguales con apenas tres acordes. Todo eso y mucho más es Go Sailor, que nadie busque ni el más mínimo rastro de virtuosismo en su repertorio, ellos hacen suya la máxima de menos es más, y con una filosofía próxima al "hazlo tú mismo" consiguen enarbolar la bandera de un estilo que hasta la irrupción de Go Sailor contaba con un publico minoritario, y lo mejor de todo es que todo esto lo consiguen sin proponérselo. Hay quien ha calificado el sonido de Go Sailor como Mid-Fi, que vendría a ser un punto intermedio entre el Lo-Fi y las grandes producciones sonoras, no es desacertada esta denominación, ya que las guitarras suenan limpias, no hay efectos que distorsionen las voces, ni tampoco hay rastro de instrumentos saturados, pero el fondo de la grabación destila un espíritu amateur, hasta el punto de que casi tenemos la impresión de encontrarnos ante un grupo de amigos tocando sus canciones sin ninguna pretensión más allá de la simple y pura diversión. La voz de Rose Melberg suena dulce, con un irresistible punto naïf, la guitarra se rasga permanentemente y una acentuada línea de bajo lleva la voz cantante en cuestiones rítmicas, como acompañamiento, la precisa batería de Amy Linton; así son todas las canciones de la banda, apenas hay sorpresas pero ¿quién las necesita? El disco de Lookout! se abre con "Last Year", que es la primera canción que grabó Go Sailor, y que figuraba en el recopilatorio editado en 1994 por Yo Yo Recordings bajo el título de "Periscope"; es decir, que el sello de Berkeley respeta el orden cronológico a la hora de maquetar la recopilación. "Last Year" es un magnífico adelanto de lo que nos depara este CD, una canción inspirada, con un bonito estribillo y unas voces perfectamente empastadas, todo ello con la instrumentación marca de la casa, esa especie de chatarra melodiosa que tan buenos resultados dio al trío; poco más de dos minutos y ya nos hemos enganchado a la voz de Rose Melberg y al omnipresente bajo de Paul Curran. En 1994 Go Sailor graba con Yo Yo Recordings su primer EP, al que titularán como una de las canciones en él incluídas: "Fine Day for Sailing". Precisamente ésos son los cuatro cortes que toman el relevo en este recopilatorio, cuatro temas que nos presentan a los Go Sailor más brillantes, probablemente sus mejores canciones. "Fine Day for Sailing" es por lo tanto el segundo corte del CD, y una de mis canciones favoritas de la banda, una canción sobre el desencanto amoroso y nuestra capacidad para reponernos de él. A qué le va a cantar Rose Melberg con esa voz sino al amor; la melancolía con la que arrastra la sílabas, su tono cristalino y esa ingenua naturalidad que tiene al cantar, hacen que cualquier canción de amor en sus labios sea perfectamente creíble. Me gusta especialmente el cambio que hacen en torno al minuto cuando sólo se escucha el bajo, el bombo y la caja de la batería, al tiempo que la voz de Rose se siente más cercana que nunca y su guitarra deja de rasgarse para dar notas sueltas; es un recurso simple, como el mecanismo de un chupete, pero no puede ser más efectivo. "I'm Still Crying" es otra de mis favoritas, me gusta como empieza, directa al grano, en diez segundos ya nos han presentado la canción. Una nueva oda al desamor, en este caso al llanto desesperado, a las lágrimas derramadas contra tu voluntad y tu orgullo por aquella persona a la que desearías no haber conocido jamás. Una triste temática que contrasta con la animada melodía de la canción, lo cual unido a un estribillo en el que Rose y Paul empastan sus voces, hace de "I'm Still Crying" una canción verdaderamente deliciosa. Go Sailor en un auténtico ataque de inspiración pop contraatacan con otra joya, "I Just Do" ¿podrás resistirte? Yo creo que no. La fórmula sigue siendo la misma, "I Dropped a Penny and you Picked it up, you Want to be Something when you Grow up, you Make me Laugh and you Don't Even Try, you Say that Sometimes you Just Like to Cry", canta Rose; no se puede ser más irresistiblemente agridulce. "Bigger Than an Ocean" es la última canción del EP "Fine Day for Sailing" y es la única que explora otras vías musicales, de hecho no apuesta por el rasca-rasca y se sitúa próxima a las coordenadas del pop independiente de la primera mitad de los 90's, recordándonos a bandas como Velocity Girl o Belly, y a cantantes como Juliana Hatfield. La letra apuesta por la temática naútica y acuática, seña de identidad de la banda, que hace así un guiño a su nombre, y vuelve a incidir en el amor como fuente de inspiración.

En 1995 Lookout! edita, conjuntamente con Kill Rock Stars, un doble LP que incluye a bandas de ambos sellos, Go Sailor figura con el tema "Silly". Esta es la sexta canción del CD, un tema con más fuerza, más enérgico en su base instrumental, con un bajo que lo cubre todo, que redondea cada uno de los pasajes de la canción y envuelve perfectamente la voz de Rose. Un año más tarde, Go Sailor se dispone a grabar su segundo EP, y lo hará con el sello Slumberland, cuatro nuevas canciones que darán lugar a una de sus grabaciones más celebradas, y con una portada que es todo un monumento a la cultura pop. El título del EP será "Long Distance"; precisamente, y respetando el orden de las canciones, el siguiente corte del CD será "Long Distance". Go Sailor parecen haber madurado su estilo y son capaces de crear melodías con un gancho arrebatador, un buen ejemplo es este tema, en el que la guitarra suena más limpia que nunca y en el que el trío parece estar totalmente compenetrado, como si fuesen capaces de hacer canciones perfectas sin apenas despeinarse. "Windy" nos devuelve a los Go Sailor seminales, los más inmediatos, los de la guitarra rasgada y el bajo protagonista, los del desamor, los agridulces; "Windy" es sencillamente otra joya fruto del pop sencillo y sin pretensiones de Go Sailor. "Blue Sky" se articula en torno a una estrofa que se repite y un escueto estribillo, economía de medios marca de la casa. Es una animada canción que podría calificarse como la más blandita del EP, sobre todo porque tras ella viene uno de los grandes himnos de Go Sailor. Ese himno no es otro que "The Boy Who Sailed Around the World", un tema que recupera la inspiración naútica que tanto gusta a la banda, y la única canción en la que la voz principal es la de Paul Curran. Unos certeros golpes de guitarra abren la canción acompañando al bajo de Paul y dan comienzo a una de las mejores canciones del disco, con una letra entre surrealista y costumbrista que relata la aventura de un muchacho que se echa a la mar para recorrer el mundo, una canción que va in crescendo y que termina con el irresistibe "Would You Sail with me Around the World?" entonado por Paul y Rose y que estalla definitivamente con un grito de guerra: "Go Sailor!"; sublime punk pop. En 1995 Lookout! arroja definitivamente sus redes sobre Go Sailor y consigue que graben con ellos su tercer y último EP, "Don't Go", cuatro nuevas canciones que ponían el punto y final a su carrera y cerraban el repertorio de la banda. "Don't Go" es la primera de esas canciones, un nuevo ejercicio de contradicciones entre la melodía y la letra, más pop agridulce con la misma calidad de siempre; oyendo la música cuesta creer que Rose diga cosas como estas: "Don't You Know this Kind of Heartache Never Mends? Should I Tell Myself it Was an Accident Again? Please Don't Leave me, Don't Go, I'm Not Ready Yet", ¿alguna vez se está preparado para que te abandonen? Otra joya que añadir a la colección. "Ray of Sunshine" comienza sin concesión alguna, con la voz de Rose abriendo fuego, una canción dedicada, de nuevo, al amor perdido, en la que la voz de Paul y Rose se entienden a la perfección en un pegadizo estribillo. El siguiente corte del CD y del EP es "Together Forever in Love", una de las canciones más contagiosas de Go Sailor, un tema que podría haber tenido mucha salida comercial. El inicio recuerda a "The Boy who Sailed Around the World", con esa guitarra que señala el inicio y que parece buscar al bajo, es una canción que rebosa rebeldía adolescente, pero lo hace sin rabia ni odio, con toneladas de amor, como muestra un botón: "What Do They Know When They Say I'm Too Young, As I Get Older and Until my Life is Done, I'll Be the One who Had Love that Was True, They All Had Nothing, and I have You". Una vez más, Go Sailor aciertan en la diana de la melodía con gancho, la voz perfecta y el estribillo pegadizo; ¡bingo! "Everyday" cierra el disco, y casi se podría decir que la carrera de Go Sailor, es una canción que no abre ninguna vía nueva, que no experimenta con nuevos sonidos, que en definitiva no introduce ningún cambio en la sencilla ecuación de la banda, pero que, una vez más, consigue atraparnos con su honestidad y su naturalidad. Los responsables de Lookout! fueron perspicaces y rápidos y se hicieron con los derechos para recopilar en un CD todas las grabaciones de Go Sailor, haciendo así justicia y reivindicando, de manera temprana, a una banda que supuso una bocanada de aire fresco en el adocenado panorama musical de principios de los 90's. En los últimos años parece que se quiere recuperar la figura de Go Sailor y con el tiempo se está reconociendo la influencia que su legado ha tenido en otras bandas. Go Sailor facturaron una música que sigue vigente, un pop descarado y fresco, que unido a la inmediatez y la urgencia del punk formaba un cóctel explosivo e irresistible, esperemos que no tarden en ocupar el lugar que la historia de la música pop debería reservar a este irrepetible trío.

La integrante más activa y relevante de Go Sailor es Rose Melberg, que acabaría en The Softies, un nuevo proyecto consistente en un dúo, aventura en la que le acompañaría Jen Sbragia. The Softies apuesta por el minimalismo pop, con unas canciones casi desnudas y de sencilla instrumentación y arreglos que se apoyan en las dulces voces de Rose y Jen; juntas grabarían un buen puñado de singles y tres LP's entre 1994 y 2000. En 1998 Rose Melberg contrae matrimonio con Bill Baker, capo del sello canadiense Mint, por lo que se trasladará a British Columbia. Será entonces cuando empiece a colaborar con otra banda, los canadienses Gaze, para quienes tocará la batería y compondrá algún tema entre 1998 y 1999. Alrededor de esa época Rose empieza a trabajar en su propio material, planteándose seriamente editar algún trabajo en solitario, así es como ve la luz "Portola", su primer largo en solitario, editado por Double Agent Records en 1998, y que recopila canciones escritas por Rose entre 1994 y 1997. Tras la disolución de The Softies, Rose Melberg se dedica en cuerpo y alma a cuidar de su hijo, serán cinco años de silencio discográfico que se romperán en 2005 con una breve gira y con la grabación de algunos temas, antesala de lo que será su segundo trabajo en solitario, titulado "Cast Away The Clouds", un brillante LP que le llevará a telonear a Belle & Sebastian. Tras tres años de sequía, Rose volvió a complacer a sus fervientes seguidores con un nuevo trabajo que vio la luz en 2009, "Homemade Ship", su último largo hasta la fecha, en el que vuelve a ahondar en ese pop tan personal y taciturno que lleva facturando en la última década, lejos de la electricidad e inmediatez de Go Sailor. Cuando Paul Curran se une a Go Sailor no es un novato en la escena californiana, de hecho había tocado el bajo en formaciones como Crimpshrine y Monsula, tras su corto romance musical con Rose Melberg y Amy Linton, prueba suerte en diferentes proyectos, llegando a ser cordinador de la mítica publicación punk Maximum Rock'n'Roll. Finalmente se afianza como músico con una nueva aventura, en una banda llamada Onion Flavored Sound, en la que tocará el bajo y hará voces, y con la que sigue en activo hoy en día. Y en cuanto a Amy Linton, que era batería de la banda Henry's Dress cuando se sumó al proyecto de Melberg y Curran, formaría en 1997 The Aislers Set. El nuevo proyecto de Amy se mantendría en activo hasta 2003 y dejaría tras de sí unos cuantos EP's y cuatro LP's, entre los que destaca "The Last Match", un trabajo en el que Amy se destapa como compositora, productora y cantante, y que sería aclamado por la crítica. En cuanto a Go Sailor, parece que en los últimos años se ha reivindicado como una banda de culto, sus sencillas, y a veces ingenuas, canciones van ganando adeptos con el paso del tiempo, y dos de sus canciones (concretamente "Ray of Sunshine" y "Together Forever in Love" fueron incluídas en la banda sonora de la película "But I'm a Cheerleader". Esta revisión del repertorio de Go Sailor llevaría a una pequeña gira de reunión de la banda a principios de este 2010, con motivo del vigésimo aniversario de Slumberland Records, que les llevaría a tocar en San Francisco y en Los Angeles, y tras la cual cada uno de los integrantes regresaría a sus propios proyectos personales.

En cuanto a los enlaces de hoy, creedme que me ha resultado dificilísimo encontrar links interesantes relativos a Go Sailor, la mayoría mostraba textos que apenas superaban la media docena de líneas, y en muchos casos el contenido se repetía; exasperante. La banda, al estar inactiva, no dispone de web ni de myspace, dos recursos bastante socorridos a la hora de aportar enlaces, de modo que, después de sopesar diferentes opciones, he decidido agregar seis enlaces a esta entrada, a saber: una escueta reseña del disco que nos ocupa aparecida en Rawkblog, la discografía de la banda aparecida en la página Pette Discographies, una interesante entrevista realizada a Rose Melberg en la web Cokemachineglow con motivo de su reaparición musical con el LP "Cast Away the Clouds", de 2006, y los tres myspace de los actuales (o al menos los más recientes) proyectos de los respectivos integrantes de Go Sailor. Con los vídeos he corrido mejor suerte, eso sí, no hay material de la época, o al menos yo no lo he encontrado. Gracias a la reciente reunión del grupo, circulan por Youtube numerosos vídeos de sus actuaciones en San Francisco y en Los Angeles, me he decantado por dos extractos del concierto de Frisco, que aunque están grabados en blanco y negro tienen mejor calidad de sonido que los de L.A. ; la actuación data concretamente del 23 de marzo de 2010 y está rodada en el Rickshaw Stop. He elegido dos de mis canciones favoritas del repertorio de Go Sailor: "Fine Day for Sailing" y "The Boy Who Sailed Around the World", dos pequeñas gemas pop que nunca me canso de escuchar. Parece que la voz del embajador de Rusia va abandonando mi interior, como un eco lejano. Espero que os guste.

RESEÑA DE GO SAILOR EN RAWKBLOG


DISCOGRAFÍA DE GO SAILOR EN PETTE DISCOGRAPHIES


ENTREVISTA A ROSE MELBERG EN COKEMACHINEGLOW


MYSPACE DE ROSE MELBERG


MYSPACE DE ONION FLAVORED RINGS

MYSPACE DE THE AISLERS SET


GO SAILOR- GO SAILOR

miércoles, 22 de diciembre de 2010

The Ladybug Transistor- The Albermale Sound (1999)


¿Alguna vez os habéis preguntado quién decide el número de raciones que componen un plato precocinado? Sé que es un pregunta absurda, pero yo no puedo evitar formulármela cada vez que una de esas bombas de sal y colesterol cae en mi poder. Sostengo el sobre en mis manos y leo: "4 raciones", entonces me asalta la duda ¿preparo todo el plato o calculo la parte correspondiente? Finalmente acabo vertiendo todo el sobre, temeroso de haber cometido un exceso. Una vez se han cumplido los tiempos de cocción recomendados (que tampoco suelen ajustarse a la realidad, aunque esto nos llevaría a otro arduo debate) observo el resultado y pienso: "tampoco es para tanto, no creo que una familia de cuatro miembros (con perdón) se alimente con esta ración". En resumidas cuentas, acabo devorando todo el contenido del respectivo sobre de pasta o arroz (son los más socorridos; los solteros treintañeros sabéis de lo que hablo ¿verdad?), lo que me lleva a aseverar, según los criterios de la ciencia liofilizada, que yo solito consumo lo mismo que cuatro personas juntas. ¿Sería capaz yo, que no supero el metro setenta y poco y que peso unos 77 kilos, de comerme toda la manduca de una familia estándar? De ser así no es de extrañar que cada vez me inviten menos amigos a sus casas, pero antes de llegar a conclusiones precipitadas me gustaría hacer la prueba definitiva; sentar a cuatro personas a la mesa y servirles como primer plato el contenido íntegro de uno de esos sobres de inspiración italiana (sólo por el nombre, el resto deja bastante que desear). Me gustaría ver sus rostros al comprobar incrédulos la exigua ración que apenas mancha su inmaculado plato ¿quién demonios calcula estas porciones, Ferrán Adriá? se preguntaría alguno de ellos; sin duda este experimento sociológico arrojaría algo de luz sobre este oscuro asunto. Yo sigo pensando que las cifras son erróneas, y que los sobrecitos en cuestión están pensados para una sola persona, o como mucho para dos, pero en ningún caso creo que se pueda alimentar mínimamente al número de comensales indicado en el envase. Estos son los peligros de la vida moderna, que puede convertirte en un voraz tragaldabas por obra y gracia de unos caprichosos números, obviamente nada de esto ocurriría si confiásemos nuestras digestiones a la cocina tradicional, aquella que se hace con las justas dosis de tiempo y mucho mimo. Esos son los dos ingredientes que suelen garantizar el éxito en casi todas las cosas que hacemos, y el mundo musical, que es lo que ocupa a este blog (perdón por estas digresiones culinarias), no es una excepción. Hoy visita esta humilde bitácora una banda que nos ofrece un recetario basado en la tradición del pop más elegante, unos tipos que rechazan la comida rápida y se decantan por el refinado sabor de lo clásico, una formación que debería figurar entre lo más granado del pop de la última decada, la banda más británica de los USA; señoras y señores, pónganse en pie para recibir a The Ladybug Transistor. No hace falta que rebañen sus platos, les aseguro que el menú de hoy les dejará más que satisfechos.

The Ladybug Transistor comienza su andadura a mediados de los años 90's, como resultado de la unión de Gary Olson, Edward Powers y Javier Villegas. Sus ansias por publicar un disco son tales que no se sentarán a esperar la llamada de un cazatalentos, sino que se lanzarán a la piscina y se autoeditarán su primer trabajo, "Marlborough Farms", que toma su nombre del estudio casero de Olson, situado en esa zona de Brooklyn, Marlborough. Gary Olson es un muchacho unido a la música desde la mismísima cuna, ya que sus padres regentaban una fábrica de pianos, en la que el joven Gary trabajará revisando teclas y ajustando cuerdas; no es de extrañar por lo tanto que este joven de Brooklyn decidiese dedicarse en cuerpo y alma a la música. El primer trabajo de The Ladybug Transistor llamará enseguida la atención de un importante sello independiente, Merge Records, que no tardará en ofrecerles un contrato y la posibilidad de editar un nuevo album. Desde sus inicios, The Ladybug Transistor han estado vinculados a Elephant 6, colectivo del que hablamos en una reciente entrada dedicada a Neutral Milk Hotel (¿no te acuerdas? haz click AQUÍ), esta vinculación va a favorecer el intercambio de ideas y de músicos, tal y como persiguen los principios de este proyecto. Debido a este motivo, entre otra cosas, la formación sufrirá algún ajuste en lo personal, con la entrada de los hermanos Baron, Jennifer y Jeff, que se encargarán del bajo y de la guitarra respectivamente; por otro lado, Javier Villegas, miembro fundador de la banda, abandonará el barco. "Beverly Atonale" verá la luz en 1997 y tomará el testigo sonoro de su predecesor, se trata de un disco heterogéneo que todavía vive a la sombra del pop independiente americano de los primeros 90's, de hecho es fácil encontrar ecos de formaciones como Pavement o Mercury Rev en alguna de las canciones del disco. No obstante, alguno de los temas de "Beverly Atonale" (es el caso de la espléndida "Rushes of Pure Srping") preludia el sonido que hará de The Ladybug Transistor una banda inscrita en la vertiente del pop elegante, de arreglos exquisitos y barrocos, sin hacer ningún asco a la herencia psicodélica de raíz sesentera; en resumen, música atemporal, amable y proclive a un refinado sentido del humor en sus letras. El segundo disco de The Ladybug Transistor coloca a la banda en el escaparate internacional, supondrá un cierto reconocimiento por parte de la prensa especializada y el comienzo de importantes giras de promoción. Pero Gary Olson sigue buscando el sonido perfecto dentro de su cabeza, la canción redonda con la que sueñan todos los músicos, él todavía no es consciente, pero está a punto de conseguirlo, una pequeña joya verá la luz en 1999, su nombre "The Albermale Sound". Al poco tiempo de editarse "Beverly Atonale", Edward Powers abandona la banda y es sustituído por San Fadyl en sus tareas de percusionista, a esta novedad en la formación se unirá un alta más, la de Sasha Bell a los teclados y a las voces. Esta formación será la responsable de dar forma al tercer trabajo de la banda, un album delicioso que, si bien no oculta sus fuentes de inspiración, no se conforma con ser un mero ejercicio de estilo, sino que acaba convirtiéndose en referente dentro del pop barroco y orquestado de los últimos veinte años. "The Albermale Sound" es un disco en el que conviven las sombras de Brian Wilson, Scott Walker o Burt Bacharach, pero lo hacen sin eclipsar la personalidad de una banda auténtica, que no busca convertirse en un burdo remedo del pasado, sino un grupo de músicos que hacen gala de una amplia cultura musical y que demuestran una intuición formidable a la hora de crear melodías de una belleza sobrecogedora.

"The Albermale Sound" abre el telón de las maravillas con un tema que funciona como una cortinilla radiofónica, casi como un jingle publicitario que enlaza directamente con el segundo corte del disco, me refiero a "Oriental Boulevard", una canción de apenas 20 segundos en la que el oyente más perspicaz ya puede intuir lo que nos va a deparar este disco: elegancia, melancolía y altas dosis de calidad. Sin darnos respiro alguno, el primer corte del disco se funde con el segundo, "Six Times", una canción que abre con unos metales que recuerdan a otra banda del colectivo Elephant 6, Neutral Milk Hotel, enseguida entra el piano, que limpia, fija y da esplendor a una canción redonda. En torno al minuto irrumpe la cálida voz de barítono de Gary Olson, a quien replica un coro perfectamente empastado, un redoble de aire marcial capitanea al ejército de metales omnipresente en "Six Times", y que contribuye a dar una pincelada psicodélica a este auténtico temazo pop. "Meadowport Arch" toma el relevo y lo hace volviendo la vista atrás, contagiándose del espíritu de Ray Davies, es una canción muy británica en la que se puede respirar la ironía y la flema características del pop inglés de los años 60's. El estribillo se desgarra con una guitarra eléctrica distorsionada que funciona como contrapunto de esta elegante canción, que gana intensidad conforme se acerca al ecuador fruto de un cambio de ritmo de aires circenses que desemboca en una mayor riqueza instrumental, que tiene de nuevo como protagonistas a los metales, y en unas magníficas voces. El cuarto tema del disco es "Today Knows", uno de mis favoritos. "Today Knows" es un aviso para navegantes: este es un disco de alto voltaje emocional, un trabajo instrumental y de voces realmente exquisito. Los ásperos metales dejan lugar a unas cuerdas melancólicas y a un teclado soberbio, sobre los que destaca la inspiradísima voz de Olson acompañada puntualmente de la dulce Sasha Bell. Ambos conducen la canción a un estribillo sublime tras el cual hace entrada una acertadísima y bucólica flauta; ha transcurrido poco más de un minuto de canción y resulta difícil no emocionarse. El resto es sencillamente maravilloso, con unos arreglos que consiguen que la canción y su intensidad vayan in crescendo. Lejos de convertirse en una balada o un simple medio tiempo, "Today Knows" se remata con unos metales que contribuyen a redondear una canción perfecta que acaba transformada en un vals. Tras este mágico momento, The Ladybug Transistor vuelven a echar la vista atrás para mirarse en el espejo de The Kinks, eso sí, pasado por un túrmix actual que les acerca, de nuevo, a algunas de las bandas del colectivo Elephant 6; todo ello, y mucho más, lo podemos advertir en "The Great British Spring", el quinto corte del LP. La canción empieza elegante, con un piano acompañado de unos metales a los que poco a poco se van sumando más elementos: guitarras eléctricas, una flauta o una batería, entre otros, componiendo así una pieza en la que se respira un maravilloso caos instrumental, en el que todo se encuentra en el lugar y en la medida exactos. "The Great British Spring" marca el ecuador del disco es el preludio de otro de los mejores momentos de "The Albermale Sound", me refiero a la enorme versión que la banda hace de "Like a Summer Rain". Los más veteranos seguidores de Rainy Day Music recordarán perfectamente esta canción, de la que ya disfrutamos en su día gracias a la entrada dedicada a Jan & Dean (desmemoriados y recién llegados, haced click AQUÍ), pues bien, la lectura que The Ladybug Transistor hace de este clásico no tiene nada que envidiar a la anteriormente señalada. Unas maravillosas guitarras abren fuego y dan paso a un espléndido arreglo de cuerda, sobre ellos unas voces celestiales que pondrán a prueba vuestra capacidad para emocionaros y os harán desear que todos los días del verano llueva para poder escuchar esta canción, que acaba con un coro que haría temblar de emoción al mismísimo Brian Wilson. "The Swimmer" recupera la inspiración británica de The Ladybug Transistor y le da un agradable barniz de psicodelia. Se trata del séptimo corte del disco, una canción que muestra el talento compositivo de la banda, un tema que cuenta con elegantes cambios de ritmo y con arreglos que tan pronto acercan la canción a la psicodelia, como al pop barroco o incluso a la música clásica; una verdadera lección de estilo, sin duda otro de los momentazos de "The Albermale Sound". Casi sin darnos cuenta llegamos al octavo tema del LP, estamos a punto de encarar la recta final del disco, y lo hacemos con "Cienfuegos", un nuevo instrumental que consigue descolocarnos en sus primeros compases, que evocan las áridas tierras del Far West merced a una temblorosa armónica, acto seguido unos punteos de guitarra se entremezclan con una percusión trotona que nos lleva a cabalgar por las polvorientas llanuras americanas. Una acertada trompeta nos sitúa cerca de la frontera, no se puede ser más gráfico componiendo una canción, el crepitar del fuego marca la muerte lenta de este fantástico tema. Pero Olson y los suyos guardan todavía alguna que otra sorpresa en su chistera y, tras habernos roto la cintura con este paisaje desértico, deciden dar una nueva vuelta de tuerca a "The Albermale Sound" con una oda al humor absurdo: "The Automobile Song". Pop de inspiración sesentera y psicodelia es lo que destila este noveno corte del disco, una canción en la que el protagonismo se reparte entre una flauta, un teclado y las maravillosas voces de Olson y Sasha Bell; una delicia de poco más de minuto y medio de duración. Toca abrocharse los cinturones, ya que estamos a punto de aterrizar y abadonar el mágico universo de "The Albermale Sound", pero antes de tocar tierra podremos disfrutar de otro de los momentazos de este disco, me refiero a "Oceans in The Hall", un verdadero himno. "Oceans in The Hall" lo tiene todo para quien aporrea el teclado en estos momentos, el tiempo exacto, las voces, los arreglos... todo. El encanto del décimo corte del disco se destapa con unas guitarras acústicas replicadas por unas cuerdas y unos metales de auténtico lujo, es difícil empezar mejor una canción, pero si a éso le añadimos la impecable voz de Gary Olson, nadie podrá negar que nos encontramos ante un auténtico temazo, y si no me crees, prueba a sacarla de tu cabeza durante las próximas semanas. Cualquier detalle, cualquier cambio introducido en "Oceans in The Hall" es perfecto y muestra la capacidad compositiva y la cultura musical de sus responsables, que rozan el límite del talento creando un himno que nada entre el mejor pop orquestado de los 60's y las producciones spectorianas, todo ello visto desde la peculiar e ingeniosa retina de The Ladybug Transistor; diez sobre diez. Un último instrumental sirve de antesala al final del disco, se trata de "Vale of Cashmere", una delicada pieza que insiste en los originales cambios de tiempo y en los acertados arreglos, otorgando todo el protagonismo a las flautas y a los teclados. Y lamentablemente llegamos al final del viaje, y lo hacemos con "Aleida's Theme", una canción que concede el papel principal a Sasha Bell. "Aleida's Theme" se mueve entre la elegancia británica de las composiciones de The Ladybug Transistor y el vals, presente en el estribillo, el resultado es la canción de más desarrollo del LP, un soberbio exceso que acaba únicamente con un cello y un violín, y que funciona perfectamente como traca final, dejándonos con una amplia sonrisa en la boca. Esa misma sonrisa es la que le asomó a la mayor parte de la crítica, que no tardaría en rconocer la grandeza de "The Albermale Sound", un disco con el que The Ladybug Transistor habían encontrado el camino definitivo a seguir, una verdadera joya con la que Gary Olson y sus amigos esculpieron, con la precisión de un cirujano, un monumento al pop orquestado y atemporal.

También en 1999, Jeff Baron, Sasha Bell y Mike Barrett (este último también participó en la grabación de "The Albermale Sound", e incluso es el responsable del trabajo artístico del album) editarán su primer trabajo como Essex Green, una banda que también se mueve en los parámetros del pop de cámara y del folk; una formación muy recomendable con tres trabajos en su haber. En 2001 The Ladybug Transistor se encierra en el estudio para grabar su tercer LP, "Argyle Heir", al mismo tiempo, el promiscuo trío formado por Baron, Bell y Barrett se embarca en otra aventura musical, en este caso una formación más cercana al folk y al country llamada The Sixth Great Lake. Pero volviendo a nuestros muchachos, "Argyle Heir" supondrá la continuación del camino iniciado con "The Albermale Sound", hasta el punto de que se habla de una trilogía compuesta por los dos discos señalados y el cuarto, y homónimo, LP de la banda. Una vez más, las trompetas, los pianos, los violines y las voces cuidadas echan a andar en un disco precioso y preciosista que se engalana con unas trabajadas letras próximas al surrealismo y al humor absurdo. No obstante, la crítica no opina lo mismo, de hecho tacharán de autocomplaciente y previsible al tercer largo de la banda de Brooklyn, etiquetándolo como un disco en cierta manera decepcionante. Yo disiento, me parece que es un disco que gana con las escuchas y que, si bien no arriesga, continúa con una línea inmaculada, la que se abría con "The Albermale Sound", así que como reza el dicho: "Si algo funciona, no lo toques", qué le vamos a hacer, soy así de conformado. 2001 es un año agitado, en lo musical, para la banda, que edita además un disco en directo bajo el título de "Live at The Amigo". El cuarto album de The Ladybug Transistor verá la luz en 2003, y lo hará sin Jennifer Baron, que dejará su sitio a Julia Rydholm, se trata de un trabajo homónimo, el primer disco de la banda grabado fuera de Marlborough Farms, el estudio de Olson. "The Ladybug Transistor" contará con la producción de Craig Schumacher, célebre por sus trabajos para Calexico, a pesar de su fama, la mano de Schumacher no será muy evidente en este disco, aunque tal vez esas slide guitars que asoman de vez en cuando lleven su sello. Este disco en cambio encantará a la crítica, que se deshace en elogios hacia la banda, personalmente opino que ni el anterior era tan malo ni éste es tan bueno, ambos son dos grandes trabajos que surgen a la sombra de "The Albermale Sound", santo y seña del sonido de The Ladybug Transistor. Tras este cuarto disco de la banda de Gary Olson más cambios acechan a la formación, Sasha Bell deja el grupo para centrarse en Essex Green y Jeff Baron se convierte en una especie de miembro satélite involucrado en sus múltiples proyectos personales y colectivos. Todos estos sobresaltos propician un período de calma en el que Olson se dedicará a producir a otros artistas, hasta que en 2006 The Ladybug Transistor regresa con fuerza. Lo hará apoyando a Kevin Ayers en la grabación de su disco "Unfairground" y editando un EP titulado "Here Comes The Rain"; será el preludio de su quinto trabajo de estudio, "Can't Wait Another Day", de 2007. "Can't Wait Another day" supone el regreso de The Ladybug Transistor a Marlborough Farms, la fábrica de sueños de Gary Olson, donde se cocinará un disco apto para los paladares más exquisitos. Dentro de los ya clásicos movimientos en la formación de la banda, este nuevo trabajo supondrá la incorporación del teclista Kyle Forester y del guitarrista Ben Crum, ambos miembros de Great Lakes, banda inscrita en el colectivo Elephant 6. El resultado es, una vez más, un disco soberbio, un compendio de canciones que reúne lo mejor del pop de los 60's pasado por un tamiz actual (que no moderno) y que vuelve a demostrar el acierto de Gary Olson a la hora de reunirse con buenos amigos, poco importan los cambios en la formación, el sonido de The Ladybug Transistor permanece, e incluso gana enteros, porque Gary Olson sigue ahí, siendo el alma de este proyecto con vocación de clásico de culto. En "Can't Wait Another Day" Olson contará con colaboraciones especiales, como la de Jens Lekman o la de miembros de otras bandas como The Clientele, Vetiver o Architecture in Helsinki, entre otros; está claro que cuando alguien recibe la invitación de Gary Olson no duda en aceptar ni un solo instante. The Ladybug Transistor lleva a la práctica la filosofía del colectivo Elephant 6 en el que se integra la banda, un intercambio enriquecedor de músicos y de ideas que convierte al proyecto de Olson en un lugar de encuentro de amigos, creando un ambiente de trabajo ajeno a las tensiones de una banda convencional y contribuyendo al crecimiento de los responsables de cada grabación así como de la propia banda. Lamentablemente, poco después de la grabación del album, San Fadyl, uno de los más fieles compañeros de viaje de Gary Olson, fallecería víctima de sus severos ataques de asma. Por nuestra parte, sólo nos queda esperar a que Olson nos llame una vez más para disfrutar de una nueva entrega de su elegante recetario, un menú en el que no se falsean ni los ingredientes ni las cantidades; aprenda señora Gallina Blanca.

Como colofón, os dejo los inevitables enlaces, que incluyen la página web oficial de la banda, su myspace y su apartado en la web de Merge Records, además he querido añadir una entrevista a la banda aparecida en la web de Recoil Magazine (lo siento pero está en el idioma de la Pérfida Albión) y un set de canciones grabadas para Daytrotter en 2007. Más complicado lo he tenido con los vídeos, me ha resultado casi imposible encontrar un vídeo decente de The Ladybug Transistor, cuando no fallaba el sonido lo hacía la imagen, y cuando no las dos cosas. Finalmente he seleccionado uno, se trata de una actuación de la banda en los directos de Radio 3 allá por 2001, la imagen debe estar ripeada de VHS por lo que la calidad no es muy buena, pero el sonido es fantástico, lo que os permitirá disfrutar de una canción preciosa como es "Like a Summer Rain". Como sorpresa he insertado una grabación de audio, se trata de una entrevista hecha a la banda en Radio 3, dentro de la serie de "Entrevistas Acústicas" que se realizan en el programa "Hoy empieza todo" de la citada emisora; escuchadla, merece la pena. Como siempre, gracias por estar al otro lado, y sobre todo gracias por llegar hasta aquí porque ¿te has leído lo de antes, no? Espero que os guste.


PÁGINA WEB OFICIAL DE THE LADYBUG TRANSISTOR

MYSPACE DE THE LADYBUG TRANSISTOR

THE LADYBUG TRANSISTOR EN MERGE RECORDS



ENTREVISTA A THE LADYBUG TRANSISTOR EN RECOIL MAG

THE LADYBUG TRANSISTOR EN DAYTROTTER SESSIONS

Hoy empieza todo - Entrevistas Acústicas: The Ladybug Transistor - 10/12/09



THE LADYBUG TRANSISTOR- THE ALBERMALE SOUND