lunes, 23 de junio de 2008

Cerrado por vacaciones


Comienzan mis vacaciones, un buen destino y en la mejor compañía posible, qué más se puede pedir... Volveré mucho antes de lo que desearía. Hasta pronto.

jueves, 19 de junio de 2008

Mark Olson & The Creekdippers- Creekdippin' For The First Time (2003)


Hay músicos que tienen muy claro lo que quieren hacer y que en ocasiones toman decisiones, que a priori pueden parecer descabelladas, que marcan un antes y un después en sus carreras y de las cuales se benefician todos los aficionados a la buena música. Uno de esos extraños casos es Mark Olson, quien decidió en 1995 abandonar la banda que le había dado todo en el panorama musical, The Jayhawks, para comenzar una carrera en solitario muy arriesgada y personal. Mark Olson consideró que ya lo había hecho todo junto a sus compañeros de Minneapolis, que había llegado el momento de dar un paso más allá y apostar por nuevas sonoridades, llevando así al extremo su búsqueda de las raíces de la música americana y embarcándose en un proyecto que roza la arqueología musical y que nos retrotrae a unos tiempos en los que banjos, armónicas y violines eran los protagonistas del repertorio musical norteamericano. La música de Mark Olson se encuentra varada en el tiempo, suena tremendamente evocadora, honesta y sincera.

Durante esta aventura, Mark Olson contará con la ayuda de Victoria Williams, su mujer, una singular cantautora que, tras vivir sus personales días de gloria, vio cómo su vida daba un tremendo giro en 1993. Tras sufrir una serie de molestias en sus manos que le impedían tocar la guitarra, Victoria Williams decidió acudir al médico, quien le diagnosticó esclerosis multiple. Comenzó para ella un verdadero calvario, ya que el sistema médico estadounidense no se hace cargo del tratamiento, el cual tiene un coste elevadísimo, será entonces cuando sus amigos se reunirán para grabar un disco homenaje a esta cantautora, cuyos beneficios estarían destinados a facilitarle la lucha ante tan cruel dolencia. El disco llevó por título "Sweet Relief: A Benefit for Victoria Williams" y en él colaboraron artistas como Lou Reed, Matthew Sweet o The Jayhawks, entre otros; no tardaría en convertirse en un éxito de ventas y con los beneficios Victoria Williams fundó la asociación "Sweet Relief Fund", que tendrá como objetivo ayudar a todos aquellos músicos con problemas de salud y que no tengan la posibilidad de costearse los gastos de los respectivos tratamientos. Victoria Williams es un ejemplo de tesón, de valor, de amor a la vida; una mujer que ha sido capaz de hacer frente a una enfermedad incurable y que lo ha hecho ofreciéndonos lo mejor de sí misma, su música.

Mark Olson y Victoria Williams son el germen de The Creekdippers, una formación que ha tenido varios nombres: The Rolling Creekdippers y Original Harmony Ridge Creekdippers son dos de ellos. Desde un principio contaron con la ayuda del multiinstrumentista Mike "Razz" Russell y la colaboración de otros músicos y amigos, no obstante no se puede decir que haya existido una formación estable que acompañe a Mark Olson en sus grabaciones en solitario, y por la misma han pasado músicos como: Greg Leisz, Danny Frankel, Don Heffington, Jon Birdsong, John Convertino, Ray Woods, Joshua Grange y David Wolfenberger, entre otros. The Creekdippers es más bien un concepto, y no una banda. De esta manera comenzó el viaje musical de Mark Olson, editando un disco que ellos mismos vendían por correo o directamente en sus conciertos; artesanía musical. Quien había sido una auténtica estrella del rock, decidía bajar ahora un puñado de peldaños para comenzar de nuevo desde abajo, fiel a su concepto de la música, huyendo de multinacionales y defendiendo el verdadero espíritu independiente. Así es como graban tres discos en tres años: The Original Harmony Ridge Creek Dippers (1997), Pacific Coast Rambler (1998) y Zola And The Tulip Tree (1999). Tres discos que llaman la atención de la crítica y de un público hambriento de autenticidad y de calidad musical. Mark Olson, junto a otros músicos, contribuyó a resucitar una música que permanecía oculta, casi despreciada, la tocó con su varita mágica y creó uno de los repertorios más hermosos del recién inaugurado siglo XXI.

En 2000 Mark Olson edita un disco de corte autobiográfico "My Own Jo Ellen" y en 2002 consigue una de sus mejores grabaciones "December's Child"; la crítica se rinde a sus pies y reconoce el valor de su propuesta. Un año más tarde ve la luz este "Creekdippin' For The First Time", que recoge el testigo de sus antecesores, así como sus virtudes. No sé si es su mejor trabajo, pero a mí es uno de los que más me gusta; el tema que da entrada al disco, "Flowering Trees", es una maravilla y el comienzo de canciones como "Eyes Are The Window", "Mr. Parker" o la increíble "Pacific Coast Rambler" están grabados a fuego en el disco duro de mi memoria musical. La voz de Victoria Williams suena frágil y melancólica en alguno de los temas y empasta a la perfección con la de su marido, ambos forman un dúo tocado por las musas de la genialidad, ambos capitanean a la perfección un barco que se mueve por las aguas, siempre inestables, de la emotividad.

Tras este disco, Mark Olson hizo gala de su compromiso político oponiéndose a la guerra de Irak y editando el arriesgado "Political Manifest", más tarde vendría "Mystic Theatre" (2004), un trabajo que dejó a la crítica un tanto fría, y por último "The Salvation Blues" (2007) que le devolvió los elogios y lo situó entre los mejores discos del año 2007. Os dejo con este "Creekdippin' For The First Time", espero que os guste.


MARK OLSON & THE CREEKDIPPERS- CREEKDIPPIN' FOR THE FIRST TIME

Primer mes de vida


Rainy Day Music cumple su primer mes de vida y quiero aprovechar para daros a todos las gracias. Se han superado las mil visitas (aunque puede que quinientas de ellas sean mías...) que es mucho más de lo que esperaba y poco a poco vais participando con vuestros comentarios, gracias por colocar el link en vuestros respectivos blogs y sobre todo gracias por vuestras palabras de ánimo, son la vitamina necesaria para que humildes proyectos como éste sigan vivos. Espero que hayáis disfrutado con la música lluviosa que hasta la fecha ha desfilado por estos lares, si es así me haréis tremendamente feliz; seguid visitando este blog porque todo parece indicar que en una buena temporada no va a dejar de llover. Un abrazo.

miércoles, 18 de junio de 2008

Miles Davis- Ascenseur Pour L'échafaud (1958)


Hoy vamos al cine, y lo hacemos de la mano de dos monstruos: Louis Malle y Miles Davis. "Ascensor para el cadalso" es la película que consagró a Malle como director, la historia que provocó el nacimiento de un mito de la pantalla como Jeanne Moureau y la música que abrió las puertas de Europa de par en par a otra leyenda: Miles Davis. La relación entre Miles Davis y esta película comienza en 1957 y nos la cuenta perfectamente Jesús Villalba en la página web de Jazz Granada, os dejo con sus palabras:

"Miles Davis en Paris. Diciembre de 1957.

En invierno de 1957 Miles Davis había sido contratado por Marcel Romano, promotor del Club Saint-Germain , para una gira europea de tres semanas que no tuvo el éxito esperado y de la que solamente se concretaron tres actuaciones en Bruselas, Amsterdam y Stutgart, además de las tres anunciadas en Paris. Gracias a esta circunstancia Miles pudo tener suficiente tiempo para conocer a los intelectuales y estrellas francesas de moda, como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir o Boris Vian y su mujer, Juliette Greco -con la que mantuvo un tórrido romance-, y de vivir, de forma intensa, las noches parisinas. El trompetista norteamericano llegó solo a Paris, sin sus músicos habituales: el maravilloso quinteto integrado por John Coltrane, Red Garland, Paul Chambers y Philly Jones. Por lo que Miles seleccionó músicos jóvenes sin gran experiencia en los clubes de jazz de la ciudad – aparte de Kenny Clarke, baterista obligado para todos los músicos americanos que pasaban por Paris -, el pianista René Urtreger, el contrabajista Pierre Michelot y el saxofonista Barney Wilen, conformando un grupo que, en tan sólo tres semanas, habría de encontrar un lugar destacado en la historia del jazz.

René Urtreger recuerda su primer encuentro con Davis: << Yo tenía un póster de Miles en mi habitación. La primera vez que nos vimos, estaba tocando con un trío en algún club de Montparnasse. Recuerdo que era un lugar frío y con poca luz. Miles apareció en la penumbra del local. Hacía tanto frío que se quedó con su abrigo puesto junto a la barra, daban escalofríos. Un poco más tarde sacó su trompeta y comenzó a tocar con nosotros >>. Jean-Claude Rappeneau, jefe del equipo técnico de Romano, trabajaba también con un joven director aficionado al jazz, Louis Malle, que acababa de terminar el rodaje de su primera película: Ascenseur pour l´échafaud, y tuvo la feliz idea de poner a ambos en contacto para que estudiaran la posibilidad de que Davis compusiera la banda sonora de la película. A Miles le gustó la idea de componer una banda sonora y aceptó el proyecto con la condición de tener un piano y un proyector de cine para visionar la película en la habitación de su hotel. Trabajó durante dos semanas de una manera relajada ante las imágenes, en condiciones próximas al cine mudo, cuando los pianistas de la salas de cine tenían la ocasión de acompañar e improvisar varias veces la misma película.

Louis Malle era perfectamente consciente del riesgo de esta tentativa, sin precedentes en la historia del cine hablado: << La música contribuyó al éxito de la película. Le dio su tono, una atmósfera, una especie de ambiente que la música de Davis mantiene hasta el final y que le da su unidad >>. La banda sonora se caracteriza por no tener un leit-motiv concreto, un tema estelar; un concepto totalmente revolucionario en la época, y por ser una de las partituras más densas y sugerentes de la historia del cine. Se graba en tan solo dos sesiones en los estudios de La Poste Parisien, las noches del 4 y 5 de diciembre de 1957. Unos días inolvidables para Jeanne Moureau, la joven y atractiva protagonista del filme que ameniza las grabaciones con su simpática presencia, y para un testigo de excepción: Boris Vian.

Nunca una música se había asociado a un largometraje de esta manera. Jamás la leyenda de un filme se había construido tanto alrededor de su banda sonora. La fuerza del filme, su originalidad, plagada de novedosas imágenes, su modernidad, su trascendencia por la música de Miles Davis, su asociación a la explosión de la Nouvelle Vague, hacen que Ascenseur pour l´échafaud sea un ejemplo raro, único, de un filme que nos descubre también, un universo poético que es la identidad fundamental de la película. La contemplación de las imágenes de un Paris en blanco y negro, donde Jeanne Moureau busca un amor perdido, ha cambiado, tal vez... un poco, la historia del cine y del jazz.

Jesús Villalba"

Poco más se puede decir, os dejo con un pequeño extracto de "Ascensor para el cadalso", donde se puede apreciar el perfecto maridaje entre la banda sonora y la atmósfera construída por Louis Malle para narrar esta historia, cine negro en estado puro. En cuanto a Miles Davis, creo que es de sobras conocido como para esbozar una reseña biográfica en este post, no obstante si alguien quiere un poquito de información extra os dejo un enlace muy interesante. Espero que os guste.



Especial Miles Davis en Tomajazz

MILES DAVIS- ASCENSEUR POUR L'ÉCHAFAUD

martes, 17 de junio de 2008

Dayna Kurtz- Beautiful Yesterday (2004)


A veces a uno le resulta complicado entender por qué hay ciertos músicos que triunfan mientras otros no pasan de ser figuras de culto, eternas promesas o genios desconocidos para el gran publico; el negocio de la música tiene esos misterios. Dayna Kurtz es, al menos para mí, uno de esos casos. ¿Por qué Norah Jones (por cierto, amiga de Dayna Kurtz) vende discos como rosquillas y Dayna Kurtz no? es difícil de comprender, ya que la música de Dayna Kurtz es, en cierta manera, accesible y universal, su voz es una de las mejores del panorama musical estadounidense, su directo es muy solvente (en ocasiones se podría decir que incluso brillante) y su carisma es cautivador. Pero todo ello no parece suficiente para interesar a los grandes medios, aquellos que encumbran o decapitan a ciertos artistas, lo merezcan o no. Puede que la explicación a todo ello recaiga en el carácter independiente de Dayna Kurtz, que seguramente no se plegaría a las exigencias de ningún monstruo mediático, ni de ningún productor avispado; esta mujer representa el lado áspero y crítico de los Estados Unidos de América, ése que no interesa que salga a la luz, ése que se oculta debajo de la alfombra.

Aunque esta cantante haya sido definida como la mejor de su generación, resulta tremendamente complicado encontrar información sobre ella, para hacernos una idea no tiene entrada en wikipedia, y en allmusicguide no se nos cuenta absolutamente nada de su biografía; incomprensible. Es difícil saber cuándo decidió Dayna Kurtz dedicarse al mundo de la música, esta neoyorquina, originaria de Brooklyn, parece haber surgido de la nada, un misterio que contribuye a hacerla más interesante si cabe. Todo parece indicar que esta mujer de aspecto impresionante comenzó a tocar en todo tipo de tugurios, su objetivo no era grabar un disco y hacerse famosa, sino el contacto con el público, disfrutar de la mejor escuela que un artista puede tener. Poco a poco Dayna Kurtz se fue haciendo un nombre, comenzó a colaborar con algunos músicos estadounidenses y emprendió una personal y peculiar carrera dicográfica. Es complicado saber cuál es el debut discográfico de Dayna, aunque parece que últimamente la prensa especializada se ha puesto de acuerdo y señalan "Otherwise Luscious Life" (2000) como su bautismo en la jungla discográfica. Este primer disco es un directo en el que se seleccionan varias actuaciones que muestran lo mejor de un repertorio que todavía se estaba cocinando y que la cantante plasmaría en su siguiente trabajo "Postcards From Downtown" (2002). Ese segundo disco cambió la carrera de Dayna Kurtz, ya que le permitió acceder a otro mercado y a otro público: el europeo. Las críticas que el disco recibió en Europa fueron excelentes, llegando a ser elegido como uno de los mejores trabajos del año; después de diez años trabajando, a Dayna le había llegado el reconocimiento, eso sí, a miles de kilómetros de su casa, en Europa Dayna Kurtz era una de las mejores intérpretes de la década, en Estados Unidos no pasaba de ser una figura de culto, conocida por ser amiga de Norah Jones. No obstante la neoyorquina, que siempre ha hecho gala de un fuerte carácter, ignoraba tal injusticia, dejando claro que nunca había perseguido el tan manido sueño americano. Quizás fuese ese carácter o su marcada independencia artística, la que le llevó en 2004 a poner en el mercado este disco, que es prácticamente un disco de versiones, además de lo más variopintas.

"Beautiful Yesterday", cuenta con tres composiciones propias: "Music Box", "Love Where Did You Go" y "Beautiful Yesterday"; el resto son versiones. Dayna Kurtz quiere hacernos partícipes de su particular banda sonora, compartiendo con nosotros todos aquellos temas que le conmueven, que le inspiran, que tienen un significado especial para ella, y la verdad es que se lanza al vacío y se atreve con todo tipo de estilos y artistas. Dayna Kurtz hace suyas las composiciones de otros en este "Beautiful Yesterday", hasta el punto de que llegamos a creer que es ella quien ha compuesto las canciones que versionea, su personal e inimitable voz dota a todas las canciones de este disco de una originalidad que sólo los genios son capaces de proporcionar cuando se enfrentan a una composición ajena. Algunos de los artistas y canciones que Dayna versionea en este disco son: entre otros, "Left Alone" de Billie Holiday, "I Got It Bad (And That Ain't Good)" de Duke Ellington, "Everybody Knows" de Leonard Cohen, "Joy In Repetition" de Prince, "Those Were The Days", un tema de raíces ucranianas popularizado en la década de los sesenta por Mary Hopkin, "Parlez Moi d'Amour", una canción francesa del período de entreguerras que hizo famosa Luciene Boyer; todo ello forma una extraña coctelera, de resultado impredecible a simple vista, pero que una vez comienza a sonar nos atrapa y nos convence de que todos los halagos que podamos verter sobre esta cantante se quedan cortos. La voz de Dayna Kurtz es única, llena de registros y de matices, es capaz de pasar de puntillas por el gospel para acercarse al country, al blues y al jazz, se atreve a susurrar, a explorar registros graves, agudos, a potenciar su vibrato, y todo en un mismo tema; es capaz de conmover como pocos artistas pueden hacerlo hoy en día, y la mejor prueba de ello es su directo. El escenario es el habitat por excelencia de esta fiera, capaz de llenar cualquier espacio con la única ayuda de su voz y su guitarra.

Tras este peculiar disco, Dayna Kurtz volvería al mercado discográfico con "Another Black Feather", un disco que quiso dedicar a la ciudad del mundo que más admira, Nueva Orleans. Este trabajo es, hasta la fecha, la última piedra en la carrera de una cantante que está llamada a ser un referente de la música de este siglo. Es un disco muy recomendable, como todos sus trabajos, y que ha cosechado unas críticas excelentes. Dayna Kurtz sigue haciendo lo que más le gusta y lo que mejor sabe hacer, tocar en directo, el 26 de junio tenéis la oportunidad de disfrutar de ella en la Expo de Zaragoza, no os la perdáis. Mientras en Europa es cada vez más conocida y cotizada, en su país esta neoyorquina sigue siendo una joya oculta, un tesoro por descubrir, algo totalmente incomprensible para alguien que fue galardonada por sus propios compañeros como cantautora del año en 1996, 1997 y 1998 (National Songwriters Association Awards). No hay peor sordo que el que no quiere oír. Espero que os guste.

Aquí os dejo algunas de las críticas realizadas al trabajo y a la carrera de Dayna Kurtz:

"La nueva diva de la música norteamericana independiente"
(Fernando Neira , EL PAIS)

"Una poeta de la cotidianidad"
(Javier Márquez, CAMBIO 16)

"La cantautora más apasionante de todos los tiempos"
(Miquel Botella, ROCKDELUX)

"Sublime. La gran revelación de la temporada"
(EL MUNDO)

"Lector educado en las excelencias de la tradicional música americana,
hágase un favor y descubra a mi buena amiga Dayna Kurtz"
(Ignacio Julia, RUTA 66)

"Tiñe el country-folk con una pátina de sensibilidad jazz permeable a la sequedad de la primera Tracy Chapman, el melodrama vocal de Billie Holliday y la exquisita melancolía de K.D. Lang. Inventa sus propios estándares y encaja comparaciones con Tom Waits sin amilanarse"
(Nando Cruz, EL PERIODICO DE CATALUNYA)

"Una voz que enamora, un cruce entre Nina Simone, Billie Holiday y Tom Waits"
(ATIZA.COM)

"Mete en la coctelera country, jazz, pop, cabaret y música orquestal, dando con un jugo de innegable valor que te deja noqueado y esa voz tan Faithfull. Extraordinaria"
(Tony Castarnado , MONDO SONORO)

"América nos sorprende de vez en cuando con francotiradoras como Kurtz, que saben hacer de las cuerdas de una acústica los barrotes donde se aferra la crudeza de la palabra precisa. La melancolía de Cohen, el carácter de Emmylou Harris y el poder evocador de Beth Orton"
(TENDENCIAS)

Y de regalo un vídeo, Dayna Kurtz interpretando en directo el tema "Love Gets In The Way", de su disco "Postcards from Downtown"; simplemente impresionante.



Entrevista a Dyana Kurtz en ArtesHoy
Página web oficial de Dayna Kurtz

DAYNA KURTZ- BEAUTIFUL YESTERDAY

jueves, 12 de junio de 2008

Celso Fonseca- Natural (2003)


En los últimos años han sido varios los músicos que se han empeñado en mantener viva la llama de la bossa nova, aquella que encendieron Jobim y Gilberto, entre otros grandes del género, cuando el ecuador del siglo XX tocaba a su fin. De entre los muchos artistas de esta nueva hornada, hay dos que a mí me gustan especialmente, una es Clara Moreno y el otro es Celso Fonseca. Ambos han sabido continuar con el espíritu de los viejos maestros de la bossa y al mismo tiempo le han dado una capa de barniz especial que ha contribuído a actualizar unos sonidos que muchos consideraban caducos, un barniz que ha respetado las raíces de esta música que forma parte del patrimonio cultural brasileño sin abusar de los sintetizadores, que tanto daño hacen al alma de la música de verdad, manteniendo la esencia a pesar de hacer una revisión que introduce elementos pop en la bossa y que la hacen más accesible al público.

Celso Fonseca es carioca, término que no designa por igual a todos los brasileños sino únicamente a aquellos que han nacido en Río de Janeiro (este es un error muy común en los medios de comunicación, sobre todo en el ámbito deportivo, cuando se habla de la selección de fútbol brasileña como selección carioca; en realidad se la conoce como Canarinha y no carioca, ya que obviamente representa a todo un país y no a una sola ciudad). Desde muy niño se siente atraído por la música, hasta el punto de que se nos cuenta que descubrió su vocación artística con tan sólo 10 años, al escuchar a Baden Powell, una de sus primeras influencias junto a The Beatles. Pronto comienza a tocar la guitarra y con 19 años decide dedicarse en cuerpo y alma a la música, poco más tarde, en 1981, pasará a formar parte de la banda de Gilberto Gil, lo que le permite viajar por todo el país y darse a conocer. De esta manera Celso Fonseca establece contacto con algunos de los mejores músicos brasileños del momento, tales como Milton Nascimento, Djavan, Gal Costa, Caetano Veloso, Jorge Ben y Chico Buarque, entre otros; con ellos toca y graba, además de embarcarse en giras interminables, recorriendo un sinfín de países y tocando en los mejores festivales. Su carrera como compositor comienza en 1983, cuando tienen lugar sus primeras colaboraciones con el pianista Ronaldo Bastos, a partir de entonces crea, bien en solitario o en compañía de Ronaldo Bastos, un gran número de temas que serán interpretados por diferentes artistas brasileños, un ejemplo de ello es la siguiente lista: Gal Costa y Caetano Veloso ("Sorte"), Nana Caymmi ("A Noite É Meu Ópio", "Flor Lunar"), Zizi Possi ("Mania"), Ney Matogrosso ("Um rei"), Carlinhos Brown ("Bog la Bag"), Belô Velloso ("Polaróides"), Maria Bethânia ("Sei de Cor"), Gilberto Gil ("O eterno Deus Mú dança"), Ney Matogrosso ("Um Rei"), Daniela Mercury ("Nossa música"), Ana Carolina ("Só fala em mim"), Gal Costa ("Comunidá"), Verônica Sabino ("Não se afasta de mim"), entre otros.

En 1986 Celso decide dar un pequeño giro a su carrera para situarse al otro lado en las tareas de grabación, comienza entonces su etapa como productor, que le ha llevado a encargarse de los trabajos de artistas como la ya mencionada Gal Costa, Vinícius Cantuária, Gilberto Gil, Daniela Mercury o Paula Morelenbaum, por citar a alguno de ellos. Pero es también en este 1986 cuando decide sacar al mercado su primer disco, "Minha Cara", curiosamente tendrán que pasar muchos años, concretamente 7, para que Celso se vuelva a encerrar en el estudio de grabación tras su primera experiencia, de este modo nace en 1993 su segunda creación en solitario, "O Som do Sim". Un año más tarde Celso Fonseca se embarca en una aventura con su amigo Ronaldo Bastos, juntos grabarán una trilogía que contribuirá a situar definitivamente a Celso donde se merece en el panorama de la música actual brasileña; esos tres discos son: "Sorte" (1994), "Paradiso" (1997) y "Juventude / Slow Motion Bossa Nova" (2001). Son tres discos de una gran calidad, sobre todo el último de ellos, tres trabajos que supondrán el espaldarazo definitivo para la carrera de Celso y que definirán la personalidad de sus próximas entregas. Precisamente este "Natural" será la siguiente entrega, en el año 2003, ya sin la sombra de Ronaldo Bastos.

"Natural" es un título que define perfectamente el contenido de este disco, música sin adulterar, hecha con la honestidad y la naturalidad de quien ha hecho de la bossa nova su forma de vida, su forma de expresarse. La calidez de los sonidos acústicos domina por completo la grabación, creando ambientes serenos e íntimos y compartiendo protagonismo con la voz de Celso, que sin moverse por muchos registros es capaz de transmitir calma y placidez sin perder por ello intensidad y emotividad. A lo largo del disco queda patente que Celso Fonseca bebe de los clásicos, pero no sólo de la bossa, sino también del pop, el músico carioca se alimenta de las formas del pop para enriquecer y actualizar el discurso de la bossa nova, y el resultado es sobresaliente. Versiones y temas propios se dan cita en este "Natural", todos ellos interpretados con un gusto exquisito, un ejemplo de ello es la revisión del standard de jazz "The Night We Called it a Day", simplemente magistral, la versión de "Consolaçao" de su idolatrado Baden Powell y Vinícius de Moraes o el tema de Jobim y Vinícius de Moraes "Ela é Carioca", en el que además cuenta con la colaboración de la excepcional cantante brasileña Cibelle. Entre los temas propios destacan "Meu Samba Torto", "Teu Sorriso" o la maravillosa "Slow Motion Bossa Nova", compuesta junto a Ronaldo Bastos; tema que le haría famoso en medio mundo gracias a un anuncio de sandalias protagonizado por la modelo Giselle Bündchen; así es el negocio de la música. En resumen, un disco de una calidez embriagadora, de una cercanía familiar, de una espontaneidad propia de un artista en estado de gracia, un trabajo que marca un hito en la carrera de este músico brasileño. Más vale tarde que nunca.

A "Natural" le seguirán: "Rive Gauche Rio" (2005), un buen trabajo, aunque está un peldaño por debajo de su antecesor; "Polaroides" (2006), un recopilatorio que recoge lo mejor de la producción de Celso Fonseca; y "Feriado" (2008), su último trabajo hasta la fecha. Disfrutad de este disco, espero que os guste.


CELSO FONSECA- NATURAL

lunes, 9 de junio de 2008

Piroth- Prima Ballerina (2007)


Nina y Johanna Piroth son dos hermanas suecas insultantemente jóvenes que debutan en el mundo discográfico con este "Prima Ballerina", en el que demuestran muy buenas maneras y una gran capacidad para crear atmósferas cargadas de una frágil placidez y de una gran belleza. Suecia está dando al mundo en los últimos años una serie de bandas y solistas de gran calidad, tanto en el ámbito de los sonidos más potentes y rockeros, como en el panorama del pop más artesanal y sosegado. En este último campo musical destacan artistas como Kings Of Convenience, Pelle Carlberg, Acid House Kings, Club 8, Irene y The Mary Onettes entre otros; es aquí donde tenemos que situar a Piroth, que con mucho trabajo se van haciendo poco a poco un hueco entre las mejores bandas de pop suecas.

Piroth representan a la perfección esa complicidad que a veces se produce entre dos hermanos, un hecho poco común en el panorama artístico pero que en ocasiones produce auténticas maravillas, es el caso de los hermanos Coen en el cine, por citar un caso. Nina y Johanna comienzan a cantar y a tocar la guitarra desde niñas, el origen de todo ello está en los veranos que pasaban junto a su familia en los Alpes, allí serán conscientes de su verdadera vocación, la música, y no pararán hasta ver cumplidos sus sueños. Ambas han cantado en corales, han formado parte de una banda durante su paso por el instituto, y han aprendido a tocar varios instrumentos, como el violín o la guitarra; todo un proceso de aprendizaje que se ve consumado con la aparición de su primer disco, una de las grandes sorpresas del año pasado. Además,las hermanas Piroth han saltado al mercado discográfico como mandan los cánones (al menos los que a mí me gusta seguir), creando su propio sello, Oma Gusti Records y editando este "Prima Ballerina", huyendo de las garras de multinacionales y cazatalentos, grabando el disco que realmente querían grabar. Y es que ellas mismas graban, producen y mezclan este disco, y lo hacen realmente bien, hasta el punto de que es difícil encontrar en la actualidad un dúo que empaste tan bien sus voces como lo hacen estas dos jóvenes suecas. "Prima Ballerina" es el final de esa aventura que Nina y Johanna comenzaron en 2004 cuando se embarcaron en una gira por algunas ciudades europeas, como Berlín, Zagreb o Salzburgo, para darse a conocer; pero también es el comienzo de una prometedora carrera discográfica que puede darnos muchas alegrías.

El sonido de Piroth se mueve entre la melancolía agridulce de la bossa nova y el intimismo del pop acústico, y su fuerte reside, sin duda alguna, en los juegos de voces de ambas hermanas, que se mezclan perfectamente entretejiendo canciones de una belleza conmovedora. Temas como "Misery Man", "The Song for Emma and Martin" y "Meetings with Meanings" se encuentran entre lo mejorcito del disco y nos presentan a unas artistas que no necesitan grandes alardes para transmitir su discurso; una guitarra que hace las veces de voyeur, limitándose a contemplar y disfrutar de las voces de Nina y Johanna, y cuya presencia a veces podemos llegar a olvidar, es la base rítmica de todas las composiciones. Otros intrumentos flirtean con la guitarra acústica en algunos temas, es el caso del xilófono, el violín, el contrabajo, el piano o una tenue batería; pero si hay un instrumento protagonista en este "Prima Ballerina", ése es la voz, el instrumento más primitivo de todos. Unas voces que toman las riendas sin necesidad de chillar, algo que se agradece en los tiempos que corren, donde tener una buena voz se confunde reiteradamente con gritar. Las voces de las hermanas Piroth se mueven en las peligrosas arenas movedizas del susurro, pero lo hacen con éxito, con un resultado sobresaliente que inevitablemente nos recuerda a sus compatriotas Kings Of Conveniece, quienes a su vez tienen como mayor influencia a otro célebre dúo, Simon & Garfunkel. Las hermanas suecas son conscientes de cuál es su mayor virtud y la explotan perfectamente, recorriendo varios registros que les hacen salir del susurro sin abandonar la languidez y la melancolía que planea a lo largo de todo el disco, consiguiendo de esta manera un trabajo lleno de coherencia y encantadora sencillez.

Quienes vivimos en España tenemos que agradecer al colectivo Fikasound su trabajo, verdaderos enamorados de la música que se hace en Suecia y encargados de promocionarla y divulgarla. Como promotora llevan varios años organizando conciertos y trayendo a nuestro país a los artistas más representativos de la escena sueca, entre muchos otros a Piroth, gracias a ellos pude ver a Nina y Johanna en directo hace unos cuantos meses en mi ciudad. Creo que hay que estar muy agradecido a colectivos como Fikasound, ya que su trabajo es en ocasiones realmente ingrato, como anécdota os contaré que en el concierto de Piroth al que asistí, nos encontrábamos una decena de personas aproximadamente, un dato lamentable que refleja de una forma cristalina la cultura musical de este país, y más concretamente de mi ciudad. Lo más triste es que luego muchos se quejan de que no hay conciertos o actividades culturales de interés en su ciudad, yo les preguntaría ¿dónde estabais cuando Piroth tocó al lado de vuestras casas? Es cuestión de tiempo que estas dos hermanas lleguen a tener un hueco entre los grandes del pop europeo, seguramente entonces todos aquellos que no fueron a verlas en su día se arrepentirán de haber dejado pasar esa oportunidad que, para echarle más sal a la herida, era gratuita. Espero que vosotros no dejéis pasar oportunidades como ésta, disfrutad de este disco, compradlo si os gusta y apoyad a la gente que, como Fikasound, invierten su tiempo y su dinero en darnos a conocer propuestas musicales que de otra forma nos pasarían inadvertidas. Os dejo el enlace a la página web de Fikasound, el myspace de Piroth y el videoclip de "The Song For Emma and Martin". Disfrutad de "Prima Ballerina", espero que os guste.



Myspace de Piroth
Página web de Fikasound


PIROTH- PRIMA BALLERINA

viernes, 6 de junio de 2008

Blossom Dearie- My Gentleman Friend (1959)


Blossom Dearie es hoy en día una entrañable viejecita de 82 años a la que uno invitaría gustosamente a su casa para tomar un té con pastas. Pero en los años 50's, esta neoyorquina afrancesada encandiló a más de uno con su voz aniñada, llegando a grabar una serie de discos, de una calidad y sofisticación sobresalientes, a las órdenes de Norman Granz. La relación de Blossom Dearie con la música comienza muy temprano, de niña estudia piano y se forma en la música clásica, ya en su adolescencia se acerca al jazz y forma parte de dos grupos vocales: The Blue Reys y The Blue Flames. La atracción que París ejercía sobre los norteamericanos en los primeros 50's era impresionante, no en vano alguno de los mejores clubes de jazz del mundo se encontraba en la capital de Francia, donde además se vivía un ambiente de libertad y bohemia que nada tenía que ver con la reprimida América de aquella época, empeñada en vender el "american way of life" al mundo entero. Blossom Dearie se apunta a la aventura parisina, como muchos otros músicos de jazz de la época, y en 1952 se planta en la ciudad del Sena dispuesta a formar su propio grupo, The Blue Stars of France. Dos años más tarde Blossom Dearie y sus Blue Stars of France alcanzan la cima de las listas de éxitos con una versión en francés del genial tema de Gershwin, "Lullaby of Birdland".

Blossom Dearie vive sus particulares días de vino y rosas en París, donde se suceden los conciertos y los aplausos del público y de la crítica. En 1956 el productor Norman Granz acude a una de sus actuaciones y queda tan impresionado que no duda en ofrecerle un contrato con Verve, a finales de ese mismo año Blossom Dearie regresa a los Estados Unidos. Entre 1956 y 1960 Blossom Dearie graba sus mejores discos, la selección de los temas y los acompañamientos de sus primeros trabajos son acertadísimos, dando forma al característico estilo de esta pianista y cantante, donde se mezcla el cabaret, la chanson, el bop, el cool, las melodías y las maneras de los escenarios de Broadway y la música popular norteamericana y francesa de la primera mitad del siglo XX. En las primeras grabaciones de Blossom Dearie para Verve llama la atención la manera en que la cantante se enfrenta a los standards, lo hace huyendo de alardes instrumentales, dejando atrás las secciones de cuerda que otros compañeros habían explotado hasta la saciedad. La cercanía, la sencillez y la intimidad se convierten en la marca de la casa y le conceden a Blossom Dearie un reconocimiento que la sitúa entre las más célebres cantantes de jazz del momento. Su fama crece rápidamente, al igual que los conciertos en los más afamados night clubs de Nueva York, convirtiéndola en una de las más conocidas intérpretes de standards de la época. Además se atreve a componer temas propios, dada su exquisita formación musical y la colaboración de su marido, el multiinstrumentista belga Bobby Jaspar, y se rodea de unos músicos excelentes que hacen que sus grabaciones para Verve se encuentren entre lo mejorcito del repertorio de la casa discográfica estadounidense.

Es entonces, en la cima de su carrera, cuando graba este "Gentleman Friend", un disco lleno de standards, en el que Blossom Dearie muestra el bagaje artístico que adquirió durante sus años parisinos, algo que a los norteamericanos de los años 50's les resultaba tremendamente sofisticado. La cantante lidera un cuarteto en el que le acompañan el gran Kenny Burrell a la guitarra, Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería; todos ellos, junto con el piano de Blossom Dearie, forman un equipo sólido, con el que, sin grandes despliegues, consiguen un resultado más que notable. A lo largo de esta grabación nos encontramos con una cantante que muestra un estilo vocal consolidado a la vez que llamativo, Blossom Dearie se muestra en las antípodas de los alardes vocales de sus contemporáneas, huye de las exhibiciones de técnica y de potencia y apuesta por un tono íntimo de matices naïves, una manera de interpretar que se acerca a aquella que harían célebre más tarde las cantantes francesas de los años 60's; unas maneras que se acercan por igual a la melancolía y a la inocencia propia de quien posee una voz de matices infantiles. Standards como "Little Jazz Bird" de Gershwin o "Boum" (canción que hizo célebre Charles Trenet) se encuentran entre los mejores temas del disco, reflejando perfectamente el estilo de Blossom Dearie en sus años dorados.

Pocos años más tarde Blossom Dearie rompe su contrato con Verve para grabar un disco con Capitol en 1964, comienza entonces un lento declive para la cantante, quien apenas grabará un puñado de discos en toda la década. Son tiempos duros para la artista que tiene que hacer frente al auge de la música juvenil, que desplaza a otros estilos y que hace parecer dinosaurios a quienes 15 años antes habían formado parte del Olimpo de la música popular norteamericana; pocos se interesan por la música de Blossom Dearie durante los últimos años de los sesenta o los primeros setenta. A pesar de ello la cantante neoyorquina no se amedrenta y a principios de los 70's decide fundar su propio sello, Daffodil Records, con el que en lo sucesivo editará sus propios discos, que lamentablemente no alcanzarán el nivel de sus primeras grabaciones para Verve.

Afortunadamente el tiempo ha devuelto a Blossom Dearie el estatus que merecía dentro del jazz y la música popular norteamericana. Las nuevas tecnologías han permitido la reedición de sus primeros trabajos, que se habían convertido en joyas inencontrables, y nos han permitido redescubrir a una cantante con un sello personal capaz de convertir un standard en un tema completamente nuevo. Buena muestra de todo ello es este disco, en cuya portada la mirada lánguida de Blossom Dearie nos adelanta lo que nos aguarda en el interior. Dejaos seducir por esta peculiar cantante. Espero que os guste.


BLOSSOM DEARIE- MY GENTLEMAN FRIEND