jueves, 26 de marzo de 2009

Iron & Wine- Our Endless Numbered Days (2004)


Corría el año 1985 cuando mis padres iban a dar un paso que resultaría fatal para la evolución social de nuestra familia: decantarse por el sistema de vídeo Beta. Al principio todo eran alegrías, pero poco a poco el ocio doméstico de nuestra familia fue reduciéndose de manera directamente proporcional a la desaparición de las películas en formato Beta de los anaqueles del videoclub. Así comencé a perderme los míticos estrenos de los ochenta, películas que sólo podía ver en los cumpleaños de los amigos, irremediablemente nos vimos recluídos en un submundo del que nos resultaría muy difícil salir, y no estoy hablando en broma, nuestro primer vídeo VHS llegaría a finales de los noventa, lindando prácticamente con el nuevo milenio. Durante dos largas décadas pagamos caro nuestro error, nos vimos apartados de una sociedad que consumía irrefrenablemente películas en el formato rey, éramos unos parias del ocio doméstico. Esa experiencia, traumática para un niño, marcó mi carácter y me hizo albergar un cariño especial hacia los desamparados y los marginados, además de despertar en mí una curiosidad, que aún mantengo por sistemas de reproducción audiovisual en desuso, como el Súper 8 o el vinilo. Sam Beam, conocido artísticamente como Iron & Wine, tiene ese aire desvalido y marginal que tanto me atrae, y su música, delicada, pausada y reflexiva, contrasta brutalmente con la sociedad devoradora y carente de sentimientos en la que nos ha tocado vivir. Nuestro invitado de hoy, Iron & Wine, pertenece al formato Beta de los creadores de hoy en día.

Sam Beam nace en Florida, y comienza a hacerse un hueco en el mundo de la música gracias a su tesón y a su desinteresado amor por la misma, de este modo, el nombre de Beam comienza a sonar gracias a unas cintas caseras que él mismo se encarga de grabar y distribuir. La labor artesanal de Beam tiene su premio, y Jonathan Poneman, capo del sello Sub Pop, se pone en contacto con él y le solicita material para grabar un album. Sam Beam se pone manos a la obra, y a los pocos meses llegan al buzón del sello de Seattle dos CD's con temas compuestos por el inefable cantautor de poblada barba. Poneman se muestra encantado ante el trabajo de Beam, hasta el punto de que en un primer instante considera la posibilidad de editar ambos discos, finalmente seleccionará doce temas, con los que se dará forma en 2002 al debut discográfico de Iron & Wine, titulado "The Creek Drank The Craddle". Sam Beam se muestra como un artista total que compone, interpreta, graba y produce sus canciones, el ambiente casero de sus grabaciones le otorga a su disco una aureola amateur que lo hace prácticamente irresistible. El primer disco de Iron & Wine obtiene una respuesta muy positiva por parte de la prensa especializada y pronto surgen las inevitables comparaciones, deporte éste muy extendido entre aquellos que viven de hablar del trabajo de otros, a unos les recuerda la tétrica poesía de Nick Drake, otros ven en sus melodías ecos de las composiciones de Simon & Garfunkel, e incluso hay quien atisba en las canciones de Sam Beam huellas de Neil Young o de Elliott Smith. Poneman no quiere que la mayor parte de las canciones de aquellos Cd's caseros que Beam había depositado en su buzón caigan en saco roto, por ello, tras editar "The Creek Drank The Craddle", decide sacar un EP con cinco temas incluídos en aquellas grabaciones, lo hará bajo el título "The Sea & The Rhythm". Pocos meses más tarde, en el verano de 2003, Beam se encerrará por primera vez en su vida en un estudio de grabación para dar forma al que será su esperado segundo disco, "Our Endless Numbered Days".

En su segundo disco, Iron & Wine, consigue mantener la intensidad emocional y la atmósfera de sus primeras composiciones, aunque se produce un cambio evidente, y en cierta manera necesario, el sonido es mucho más claro fruto del trabajo en estudio. El mayor atractivo de la música de Iron & Wine reside en la sencillez de sus composiciones, temas repletos de arreglos sutiles, a veces casi imperceptibles, melodías que se reiteran hasta el infinito creando un bucle del que nos resulta imposible salir. Sam Beam necesita muy pocos medios para crear una canción capaz de echar ancla en nuestro corazón, se basta con una guitarra acústica y un micrófono que amplifique su ténue y susurrante voz, ése se puede considerar uno de sus mayores méritos: ser capaz de transmitir tanto con tan poco. La personal voz de Sam Beam, se acompaña en ocasiones de la de su hermana, Sarah Beam, que le da la réplica y le hace los coros en alguno de los temas más memorables del disco. Metiéndonos de lleno en el juego de los críticos, podemos afirmar que en ocasiones Iron & Wine recuerda a Palace y su mentor, Bonnie "Prince" Billy, o se muestra deudor de las pausadas melodías de Smog, los pasajes más eléctricos, que son pocos, pueden traernos a la cabeza alguno de los medios tiempos de CSNY, e incluso, en mi opinión, se pueden encontrar trazos de los Red House Painters más melódicos y luminosos en alguna de las melodías de "Our Endless Numbered Days"; todo ello sin olvidar los evidentes ecos del folk de los últimos sesenta y los primeros setenta, o los ecos de un country adormilado y bucólico, que subyacen en la práctica totalidad de las composiciones de este disco. Todo ello dota de una tremenda personalidad al sonido de Iron & Wine, que cuenta con la voz de Sam Beam como una de sus mejores bazas, el de Florida, con su entrañable aspecto de "sin techo", es capaz de erizarnos el vello con cada uno de sus susurros; Tim Sendra, crítico de allmusic, define la voz de Beam como la de "un ángel que susurra levemente desde sus labios directo a tu oído, encaramado a tus espaldas", poco más se puede decir. Sorprende la dulzura y la melancolía de la voz de Sam Beam, quien en ocasiones parece que no va a llegar a determinadas notas graves, pero para nuestro asombro lo consigue, y con su técnica "sotto voce" logra impregnar un lirismo y una emoción única a cada una de sus interpretaciones. Es muy difícil destacar una sola canción del magnífico repertorio incluído en "Our Endless Numbered Days", tal vez sobresalga la nostalgia otoñal y agridulce que desprenden canciones como "Naked As We Came", "Cinder And Smoke" o "Radio War", y desde luego merece una mención especial el trabajo de las voces de Sam y Sarah Beam en temas como "Each Coming Night" y "Fever Tree". Todo ello conforma un disco que raya a un nivel sobresaliente dentro de los trabajos próximos a las sonoridades folk de los últimos diez años, yo en vuestro lugar no me lo perdería.

En 2005 Sam Beam edita un nuevo EP titulado "Woman King", un trabajo de una gran calidad donde nuestro entrañable barbudo experimenta con sonidos más eléctricos, aunque sin perder un ápice de su esencia original. Poco más tarde Iron & Wine colaborará con una banda imprescindible como es Calexico, con quienes grabará un mini-LP compuesto por siete canciones titulado "In The Reins", y en el que la guitarra acústica y la voz susurrante de Beam se combinan a la perfección con las slide guitars y los metales característicos de Calexico. Al mismo tiempo, una canción de Iron & Wine protagonizará un anuncio de una conocida marca de chocolates, concretamente M&M's, un spot de Ask.com y aparecerá también en la película "Garden State" (estrenada en España en 2004 como "Algo en común"); se trata de una versión de "Such Great Heights" de The Postal Service. Aprovechando el tirón mediático, Sam Beam graba ese mismo año otro tema que aparecerá en una nueva película, se trata de la canción "The Trapeze Swinger", que estará incluída en la banda sonora de "In Good Company" (que se comercializará en España con la libérrima traducción de "Algo más que un jefe"). Un poco más tarde, las dos colaboraciones de Beam con el séptimo arte verán la luz en forma de EP, acompañadas de una versión de "Naked As We Came", será el EP "Such Great Heights". Iron & Wine, a pesar de su aspecto de despreocupado eremita, no es ajeno a las nuevas tecnologías, y ha colaborado con iTunes a la hora de lanzar alguna de sus composiciones, de hecho mediante esta vía creó dos EP's, "Iron & Wine iTunes Exclusive EP" y "Live Session (iTunes Exclusive) EP". En 2007 se edita el tercer larga duración de Iron & Wine, y lo hará bajo el título de "The Shepherd's Dog", un trabajo que se abre a nuevos arreglos, un album producido con un mimo exquisito, pero sin olvidar los orígenes ni los planteamientos acústicos de las primeras composiciones de Sam Beam. Recientemente, en este mismo 2009, Iron & Wine ha editado un disco, en formato de doble CD o triple LP, que recoge rarezas y caras B's bajo el título "Around The Well", en él se pueden encontrar grabaciones caseras de Sam Beam junto a las versiones que el artista ha hecho de temas como: "Love Vigilantes" de New Order, "Waitin' For a Superman" de The Flaming Lips, y la ya citada "Such Great Heigts" de The Postal Service.

Sam Beam siempre ha estado muy unido al mundo audiovisual, no sólo por su carrera como compositor y cantante, sino también por su relación con el mundo del cine. Esa relación se ha visto plasmada en forma de colaboraciones en las bandas sonoras de diferentes películas, a las dos ya citadas hay que añadir la inclusión del tema "Flightless Bird, American Mouth", perteneciente a su último disco de estudio "The Shepherd's Dog", en la película "Twilight" (estrenada en España el pasado año con el título de "Crepúsculo"), además una de las canciones de "Our Endless Numbered Days", "Passing Afternoon", también fue incluída en un capítulo de la exitosa serie "House" (concretamente el capítulo decimosexto de la cuarta temporada). Sam Beam ha cursado estudios de cinematografía en la Florida State University Film School y durante un tiempo fue profesor de cine en la Miami International University of Art & Design, seguro que todavía sigue apostando, como mi familia, que se resiste a deshacerse del vídeo, por el sistema Beta. Completando la entrada encontraréis seis enlaces, los clásicos que os conducirán a la página web oficial de Iron & Wine y a su Myspace, junto a otro que os llevará hasta el apartado que Sub Pop dedica en su página web al creador barbudo, un cuarto enlace os permitirá leer una completa crítica sobre "Our Endless Numbered days" aparecida en Pitchfork, eso sí, en lengua bárbara, y por último encontraréis dos entrevistas a Sam Beam, una de ellas aparece en Mondosonoro, y la otra en Splendid e-Zine, para esta última tendréis que desempolvar el Collins de bolsillo. Junto a esta verbena de links he dispuesto tres vídeos, el primero de ellos muestra el videoclip oficial de "Naked As We Came", tema incluído en "Our Endless Numbered Days", el segundo recoge una sobrecogedora interpretación en directo de "Flightless Bird, American Mouth", incluída en el disco "The Shepherd's Dog", y el último muestra a Iron & Wine junto a Calexico interpretando, en directo para la radio, uno de los temas incluídos en su disco compartido, "He Lays In The Rains". Espero que os guste.




PÁGINA WEB OFICIAL DE IRON & WINE

MYSPACE DE IRON & WINE

IRON & WINE EN SUBPOP



CRÍTICA DE "OUR ENDLESS NUMBERED DAYS" EN PITCHFORK


ENTREVISTA A IRON & WINE EN MONDOSONORO

ENTREVISTA A IRON & WINE EN SPLENDID E-ZINE




IRON & WINE- OUR ENDLESS NUMBERED DAYS

jueves, 19 de marzo de 2009

Una recomendación: La Bien Querida


De verdad, os juro que lo intento, procuro que las canciones de La Bien Querida no me gusten, pero tienen algo que me enganchan. Es difícil de explicar, como decía un conocido refiriéndose a los sonidos balcánicos: me fascina y me repele al mismo tiempo. Creo que el hecho de que me empiecen a gustar artistas como la que os recomiendo hoy son una muestra clara de que mi bipolaridad musical va en aumento y probablemente no tenga cura. De nada han servido años y años de militancia activa al servicio del rock'n'roll, toda una reputación echada a perder por los compases de una canción pop y por una voz susurrante; Johnny Thunders que estás en los cielos, espero que me perdones. La cuestión es que Ana Fernández Villaverde, que así es como se llama la ínclita, ha conseguido embaucarme, y lo ha hecho con unas canciones cercanas, sencillas y honestas, con la valentía de quien canta en castellano a sabiendas de que se va a llevar un montón de palos por parte de un puñado de listillos, con la franqueza de quien desnuda sus sentimientos con toda la naturalidad del mundo.

Ana, o La Bien Querida, es una recién llegada al mundo de la música, si bien no es una niña, empezó a tocar la guitarra y a componer hace apenas 3 años. La verdadera vocación de Ana era la pintura, motivo que le llevó a abandonar su Bilbao natal para instalarse en Madrid, pero el destino, caprichoso él, se interpuso en sus planes y quiso que naciese La Bien Querida, arropada por unos sencillos acordes de guitarra acústica y un selecto grupo de amigos relacionados directamente con el panorama del pop español; entre ellos: Jota, de los Planetas, Antonio Luque, de Sr. Chinarro, David Rodríguez, de Beef y La Estrella de David, y Joe Crepúsculo, que además de haber debutado en solitario, es también militante de Tarántula. Ana no tardó en grabar una maqueta, que gracias al boca a boca, al myspace y al tecla a tecla, se convirtió en un pequeño fenómeno entre la parroquia indie de nuestro país, poco más tarde, Elefant le ofrecería grabar su primer LP, titulado "Romancero" y que cuenta con la producción del mencionado David Rodríguez. "Romancero" es un disco que acaba de salir del horno y ya ha despertado mucha expectación, no en vano se lleva meses hablando de él, cuando vio la luz hace tan sólo 3 días y aún tendremos que esperar hasta el 6 de abril para encontrarlo en las tiendas (sí, eso que existe en algunas ciudades, locales donde sólo se venden discos, sabéis de lo que hablo, ¿no? Bueno, es probable que si vivís en Zaragoza no lo sepáis). En cierta manera es comprensible que en un panorama musical tan raquítico de ideas como es el español, cuando surge un artista con carisma y con una propuesta que le distancia de sus congéneres se abra la espita de la euforia y se desaten pasiones muchas veces incontroladas. Lo cierto es que La Bien Querida tiene algo, ese algo que hace diferentes a algunos cantantes, a ciertos actores o a nuestro escritor favorito, para mí es su naturalidad, una virtud desbocada que curiosamente también puede convertirse en su talón de Aquiles. Yo confieso ante Johnny Thunders y el brazo incorrupto de Link Wray que disfruto como un enano con canciones como "De Momento Abril", juro que intento desengancharme de todo el costumbrismo pop que envuelve a La Bien Querida, pero no hay manera, su fraseo, entre atropellado e inspirado, los magníficos arreglos de su disco de debut, el susurro seductor, todo amigos rockeros, todo me tiene atrapado. Para completar esta confesión, os dejo con un texto robado del myspace de La Bien Querida:

“Romancero”, con 7 canciones ya conocidas de la maqueta y 5 nuevas, es uno de los discos más esperados de los últimos años y no es exagerado decir que va a ser uno de los más importantes de los próximos. Ana ha buscado la producción de David Rodríguez (BEEF), pensando en destilar la portentosa creatividad de LA ESTRELLA DE DAVID (el proyecto en solitario de David) con sonidos limpios ajustados al entorno amable de sus melodías. El resultado es que las canciones de Ana cobran una dimensión artística única con la inventiva sonora de David, y ésta reluce como nunca domesticada en la belleza naturalista de las canciones de Ana. El disco tiene por tanto dos lecturas, por un lado están las preciosas melodías de Ana, autosuficientes, con sus formidables letras, sinceras declaraciones y maduras reflexiones que reflejan de manera siempre interesante y emocionante el pesar del desamor, la frustración, el miedo, la incertidumbre y la euforia del amor. Por otro lado también se disfruta de un soberbio trabajo de David en la producción y de sus personales arreglos, tan peculiares y estrambóticos como siempre. Siempre buscando la diferencia con esas combinaciones de elementos chocantes que sólo él es capaz de imaginar pero después escuchados tienen mucho sentido. Aquí además tienen una admirable sutileza para no interponerse con las canciones. Es una visión de artista privilegiado que acaba dándole más belleza a las canciones con un sorprendente acierto y sin restarle protagonismo a lo verdaderamente importante, que es la voz de Ana y sus letras. “Romancero” se acerca a la altura de “69 Love Songs” porque comparte con él el acierto al combinar el sentimiento poético y la individualidad artística. Son canciones vestidas de modo sutilmente estrafalario y original sin que pierdan su capacidad de expresar sentimientos. Y lo hacen de manera inteligente, sincera y conmovedora. Son canciones que se clavan en el corazón y se hacen un hueco en la cabeza con melodías aparentemente simples, aunque las armonías no sean nada obvias y los arreglos aún menos. Se trata de una obra de arte en su estado más puro, capaz de comunicar a través de su belleza las emociones más conmovedoras. Sin duda “Romancero” es un disco que marcará un hito."

Guillermo Z del Águila.

En fin, voy a someterme a una escucha reiterada y prolongada de las canciones de "Romancero", a ver si mendiante la vía del aborrecimiento consigo abandonar esta droga. Vosotros, que tenéis la mente pura, acercaos sin miedo a las historias de La Bien Querida y dejaos seducir por un disco que, sin duda, estará en boca de muchos dentro de unos meses. De momento, para ir abriendo vuestro apetito, os dejo el enlace a su myspace, un segundo enlace a una entrevista que se le hizo en Ultrasónica hace poco más de un año, y otro link a la web de Mondosonoro, que dedica la portada de su último número a La Bien Querida, todo esto os lo sirvo aliñado por un vídeo en el que Ana aparece interpretando el tema "Los Estados Generales", y con un toque de canela poporcionado por la canción que, en mi caso, dio comienzo a esta problemática adicción, "De Momento Abril". Espero que os guste.




MYSPACE DE LA BIEN QUERIDA

ENTREVISTA A LA BIEN QUERIDA EN ULTRASÓNICA

LA BIEN QUERIDA EN MONDOSONORO

martes, 10 de marzo de 2009

Terry Callier- What Color Is Love (1973)


El mundo está repleto de pequeños héroes, mártires de andar por casa, leyendas de bolsillo, nombres que no aparecen en primera plana en los periódicos de tirada nacional, ciudadanos de a pie cuyos méritos nunca han sido reconocidos; héroes a pesar de todo, seres humanos capaces de renunciar a sus sueños por amor ¿Acaso hay algo más hermoso, más digno, más heroico? Basta con perdernos por las calles de cualquier ciudad, por insignificante que ésta sea, para darnos de bruces con cientos de estos valientes, de cualquier raza, de cualquier condición, víctimas de la indiferencia que con asombrosa humildad pasean sus logros. El universo musical no es ajeno a estos héroes, más bien al contrario, resulta el caldo de cultivo perfecto para ignorar y marginar a todos aquellos que tienen un planteamiento diferente, aquellos que se salen de lo convencional y que no encuentran su hueco en un mercado cruel y despiadado que sólo entiende de cifras. Afortunadamente en algunas ocasiones el tiempo, juez implacable, se encarga de recuperar y reinsertar en el olimpo musical a alguno de estos héroes, es un final feliz, aunque este reconocimiento llegue, la mayoría de las veces, cuando el guerrero en cuestión ya peina canas. Terry Callier es uno de nuestros héroes, y lo es por méritos propios, tras haber permanecido sumido en el más absoluto olvido, desde que abandonase el panorama de la música
a finales de los 70's hasta su vuelta en los 90's, ha regresado convertido en referente del soul más elegante y refinado.

Terry Callier nace en el North Side de Chicago el 24 de Mayo de 1945, el destino le sitúa en el mismo barrio que Curtis Mayfield, Ramsey Lewis y Jerry Butler. A los tres años comienza a estudiar piano y a los once compone sus propias canciones, al mismo tiempo comienza a flirtear con algunas formaciones de doo wop y empieza a tocar la guitarra, un muchacho precoz en toda regla. Con 17 años, Callier llama la atención de uno de los responsables de Chess Records, Charles Stepney, quien le producirá su single de debut, "Look At Me Now". En 1964 Terry Callier conoce a Samuel Charters, el productor del sello Prestige, y un año más tarde se encierra en el estudio para grabar su primer LP, titulado "The New Folk Sound of Terry Callier", es el comienzo de la mala relación de nuestro héroe con la industria de la música. Samuel Charters se va de viaje a México, y se lleva en su equipaje los masters del disco, el primer LP de Terry Callier permanece inédito hasta 1968, tres años de larga espera. Terry Callier no sucumbió a este primer revés y siguió trabajando en nuevo material, en 1970 crea junto a su compañero Larry Wade y Jerry Butler la Chicago Songwriters Workshop, que compondrá canciones para sellos locales como Chess o Cadet, su mayor éxito fue el hit de The Dells "The Love We Had Stays On My Mind", corría el año 1972. El éxito del tema compuesto para The Dells hace que Charles Stepney, que trabajaba entonces como productor para Cadet, y Terry Callier se reúnan de nuevo
, será para grabar el segundo LP de Terry, "Occasional Rain", con él abre una nueva brecha en la que se dan cita la calidez del folk, la intensidad del jazz y la emotividad del soul, Terry Callier había acuñado el folk jazz. El disco obtuvo buenas críticas, aunque ese buen recibimiento no fue refrendado por las ventas, a pesar de ello Terry Callier sigue trabajando, componiendo nuevos temas para su siguiente disco, un LP titulado "What Color Is Love", uno de los mejores discos de soul de la historia.

"What Color Is Love" es un disco que desafía a cualquier cliché musical, un LP que hace añicos cualquiera de los parámetros de cualquier etiqueta que se nos pueda ocurrir. ¿Qué es exactamente el tercer trabajo de Terry Callier? ¿Soul? ¿Jazz? ¿R'n'B? ¿Funk? ¿Folk? Resulta muy difícil dar una sola respuesta, ahí radica la grandeza de este album. La voz de Terry Callier lleva el timón de este barco, maravillosamente acompañada por una orquestación de lujo pertrechada por Charles Stepney, la nómina de músicos es interminable, entre ellos violines, violas, flauta, saxo, tubas, harpa, cornetines, trompetas y una sección rítmica que quita el hipo. El disco comienza con una propuesta arriesgada, un tema de 9 minutos de duración, "Dancing Girl", una verdadera delicia con unos arreglos de matricula de honor. Las cuerdas vocales de Terry Callier vibran con intensidad, atrapándonos irremediablemente, cuando llevamos cinco minutos de canción ya somos devotos de San Terry Callier y estamos expuestos a los efectos curativos de "What Color Is Love", verdadera medicina para el alma. El disco continúa con "What Color Is Love", una preciosa canción que confirma que los nueve minutos que abren este LP no son un sueño, Terry Callier se mueve por múltiples registros, y lo hace con la familiaridad y la humildad de quien no es consciente de que está grabando una obra maestra, uno de los mejores discos del siglo XX. El tercer corte, "You Goin' Miss Your Candyman" es el más animado del disco, una canción que juguetea con ráfagas de funk y que se acerca al soul más bailongo. "Just As Long As We're In Love" es una lección magistral, una muestra de cómo debe ser una canción de amor, pocos cantantes en la historia de la música han sabido interpretar este género como Terry Callier, a ella le sigue "Ho Tsing Mee (A Song Of The Sun), un tema antibelicista que muestra al Callier más comprometido, una canción que está entre lo mejorcito del disco. Por último, cierran el album dos canciones más, "I'd rather Be With You" y "You Don't Care", que se encargan de poner el broche de oro a un disco irrepetible, un completo compendio de emociones humanas interpretadas de manera magistral por una voz prodigiosa, rica en matices y con un timbre inimitable, todo ello sazonado por una orquestación de una calidad mayúscula, que sabe nadar perfectamente entre los excesos barrocos y el intimismo folk, creando una sonoridad propia. La primera vez que escuché "What Color Is Love" me quedé sorprendido, en primer lugar por no haber oído hablar antes de Terry Callier, y en segundo lugar porque me resultaba imposible etiquetar este disco, un album que a ratos me recordaba al debut de Curtis Mayfield en solitario y que en ocasiones me arrastraba al "Astral Weeks" de Van Morrison, desde el principio tuve claro que me encontraba ante un disco grande, diferente a muchos de sus coetáneos, un album grabado por un tipo en estado de gracia, una obra maestra.

La crítica no fue ajena a la calidad de "What Color Is Love", pero una vez más las ventas no respondieron a las expectativas, en 1974 Terry Callier se encerraba de nuevo en el estudio para grabar su cuarto LP, titulado "I Just Can't Help Myself", un disco que seguía explorando la brecha abierta por sus dos antecesores. Poco más tarde Terry Callier abandona Cadet, el sello donde había grabado sus tres últimos discos, para firmar con Elektra, esta decisión coincidirá con el abandono de Jerry Butler de la Chicago Songwriters Workshop, un hecho que afectará anímicamente a Callier, quien había depositado muchas ilusiones en la Workshop. Tras un período muy duro, lleno de reveses personales, económicos y laborales, Terry Callier regresa con "Fire On Ice" en 1978, un disco con una ambiciosa propuesta orquestal, al que le seguirá un año más tarde "Turn You To Love", quizás su trabajo más flojo de esta época. Comienza una nueva década, y lo hace con una buena noticia para Terry Callier, su esposa está embarazada, la idea de ser padre le llena de alegría, pero al mismo tiempo le hace replantearse muchas cosas. Es entonces cuando llega el gesto heroíco de nuestro hombre, tras el nacimiento de su hija Terry Callier coloca en una balanza las alegrías y las miserias que le han reportado el negocio de la música, tiene claro que ha nacido para componer y tocar, pero no a cualquier precio, y menos ahora que una diminuta persona depende de él. Tras pensarlo detenidamente, Terry abandona el negocio de la música y acepta un trabajo como programador informático para la Universidad de Chicago, sólo un héroe es capaz de supeditar su felicidad a la de los demás. Pasan los años y el mundo de la música va arrojando paladas de tierra sobre Terry Callier, entretanto Terry lleva una vida convencional, rodeado de los suyos, con un trabajo estable, componiendo de vez en cuando y cursando estudios de sociología para obtener un graduado, hasta que en 1991 todo cambia de un plumazo. Terry recibe una llamada de Eddie Pillar, capo del sello británico Acid Jazz, quien le pide permiso para reeditar su single "I Don't Wanna See Myself (Without You)", una rareza autofinanciada por Callier en 1983, nostalgia de los viejos tiempos. La reedición del single se convierte en un verdadero éxito que suena sin parar en todos los clubes del Reino Unido, esto provocará una lógica curiosidad, sobre todo por parte de las jóvenes generaciones, por conocer a su autor, cuya carrera se revisará y se reivindicará, lo que provocará la reedición de los primeros trabajos de este genio; el tiempo colocaba a nuestro héroe de nuevo en el disparadero, devolviéndole una oportunidad que se le había negado hacía ya quince años.

Desde entonces Terry Callier ha grabado siete discos, ha colaborado con artistas como Beth Orton o Massive Attack, y ha obtenido el reconocimiento unánime de la crítica especializada, aunque parece que el del gran público sigue resistiéndosele, esperemos que no se repita la injusticia que se cometió con este gran músico hace treinta años. Os dejo tres enlaces para que conozcáis mejor la vida y milagros de Terry Callier, uno de ellos os conducirá a su página web oficial, un segundo lo hará a su myspace, pero sobre todo estad atentos al tercer enlace porque es una maravilla, es un completísimo especial aparecido en la magnífica web ¡Tomajazz! y escrito por Sergio Masferrer en 2005, allí encontraréis una breve pero soberbia reseña biográfica del maestro junto con una completísima entrevista telefónica, haceos un favor y no os lo perdáis. Y por último dos vídeos, como era de esperar no he encontrado material del Terry Callier de los 70's, pero sí que me he encontrado con unas cuantas filmaciones actuales que muestran a un músico y cantante en buen estado de forma, lejos de revivals o de regresos por intereses económicos, lo que nos encontramos es a un artista que aprovecha perfectamente la segunda oportunidad que le brinda la vida para hacer lo que nunca debería haber dejado de hacer: cantar. Pasaos por Youtube, tenéis un montón de vídeos, yo he seleccionado dos, en uno veréis a Terry Callier interpretando el tema "You Gonna Miss Your Candyman", incluído precisamente en "What Color Is Love", y en el segundo podréis disfrutar de un ambiente más íntimo en el que aparece Terry y su banda interpretando "Jazz My Rhythm And Blues", incluído en su disco "Lookin' Out" de 2005. Espero que os guste.




PÁGINA WEB OFICIAL DE TERRY CALLIER

MYSPACE DE TERRY CALLIER

TERRY CALLIER EN TOMAJAZZ




TERRY CALLIER- WHAT COLOR IS LOVE

lunes, 2 de marzo de 2009

Richard Hawley- Cole's Corner (2005)


Al fin se acaba el atípico febrero, ese rarito del calendario que sólo tiene 28 días (¡y cada cuatro años uno más!) y que a pesar de su corta extensión acaba haciéndose larguísimo. No obstante es inevitable sentir cierto cariño hacia el segundo mes del año, aunque sólo sea porque nos ayuda a superar la temible cuesta de enero, al menos es lo que a mí me ocurre, será que siento una especial debilidad por los raritos. Y de raritos va la propuesta de hoy, ya que con los tiempos que corren hay que ser muy rarito para convertirse en un crooner romanticón dedicado en cuerpo y alma a cantarle al amor, a sus luces y a sus sombras; eso es lo que le ocurre al bueno de Richard Hawley.

Richard Willis Hawley nace en Sheffield el 17 de enero de 1967, su relación con la música comienza siendo niño, cuando escuchaba los discos de su padre, admirador de artistas como Roy Orbison o Elvis Presley. Precisamente con la ayuda de su padre y de su tío aprenderá a tocar la guitarra a una temprana edad, un instrumento por el que sentirá una especial fascinación. Estando en el instituto forma su primera banda, Treebound Story, aunque será mucho más tarde, concretamente en 1994, cuando figure en una formación con cierta proyección internacional, se trata del grupo de britpop Longpigs, una banda que, según las palabras del propio Hawley, casi acaba con su vida, que terminó convirtiéndose en una espiral de alcohol y drogas. Richard Hawley trabajará además como músico de sesión para artistas de enorme éxito comercial, tales como Robbie Williams, Beth Orton o All Saints, ganándose una excelente reputación como guitarrista, y abriéndose una puerta a colaboraciones que aún hoy en día sigue explotando junto a músicos como R.E.M., Nancy Sinatra, Hank Marvin o Elbow, por citar alguno de ellos. Más tarde Richard Hawley se embarcará en otra experiencia todavía más ambiciosa, pasando a ser guitarrista de los reputadísimos Pulp, con quienes tocaría hasta 2001, cuando decide emprender su carrera en solitario. Es entonces cuando este crápula hijo de la Gran Bretaña sorprende a propios y extraños con su homónimo disco de debut, dejando aflorar una personalidad que nada tenía que ver con la arrogante estrella del britpop que había sido hasta entonces, un cliché, una pose con la que se le había identificado quizás injustamente. Pero no sólo eso, además el primer disco de Richard Hawley nos descubría a un cantante como la copa de un pino, un tipo con una melodiosa voz de barítono capaz de hacer estremecerse al más pintado cuando le cantaba al amor. Sin duda alguna había nacido una estrella.

En enero de 2002 Richard Hawley edita su segundo disco bajo el título de "Late Night Final", un disco que sigue explorando la línea que había esbozado su mini-lp de debut, canciones de etérea instrumentación en las que la voz de este crooner atemporal se erige como protagonista absoluta. "Lowedges" verá la luz un año más tarde, y seguirá manteniendo las virtudes de su antecesor, pop cristalino de referencias clásicas, con los dos ojos puestos en los 50's y los 60's, con aroma a standard, a clásico instantáneo. Pero será con su tercer largo con el que Richard Hawley se consagrará, un disco que sale a la calle en el año 2005 con el título de "Cole's Corner" ( Cole's Corner no es un sitio ficticio, es una esquina de Sheffield que sirve de punto de reunión a la gente desde 1905, bien en forma de citas o bien de manera fortuita, fruto del azar, es el lugar donde se han conocido muchas parejas) y que confirmará todas las bondades de este romántico empedernido. En "Cole's Corner" las referencias a Elvis, Roy Orbison, Johnny Cash o Scott Walker son más que evidentes en algunos temas, aunque ello no resta personalidad a la monumental voz ni a las composiciones de Richard Hawley, es más, uno tiene la impresión clara, casi cristalina, de dónde está el punto de partida de Hawley, pero a la vez acaba convencido de que el de Sheffield ha dado un paso más allá para, partiendo de archiconocidos patrones clásicos, construir un universo propio en el que se mueve como pez en el agua. Ecos de country, doo wop, soul sofisticado y elegante, preciosas orquestaciones, todo ello se da cita en "Cole's Corner", un disco que destila melancolía y elegancia a partes iguales, un album compuesto por once temas que suenan familiares desde la primera escucha. Richard Hawley factura una colección de canciones que giran en torno al amor, un amor muchas veces no correspondido, frustrado o marchito, pero que no por ello llaman al desespero, Hawley se zambulle en un océano de emociones que maneja a la perfección, siendo capaz de conseguir algo muy importante, que el sentimiento no se apodere de sus canciones. Con todo ello las canciones de "Cole's Corner" suenan íntimas, cercanas, huyen del histrionismo o de los lamentos de otros trovadores romanticones y se sitúan en las antípodas de los edulcorados cantos al amor de los años 50's ó 60's; es como si Richard Hawley nos regalase una lección magistral de cómo caer con estilo, sin lamentos y sin autocompasión, con verdadera clase. Pocos músicos hoy en día suenan tan honestos como Hawley, pocos privilegiados son capaces de componer un cancionero perfecto como el que figura en "Cole's Corner". Resulta difícil quedarse con una sola canción, sinceramente el disco resulta adictivo desde el principio hasta el final, y su aparente y falsa sencillez hace que descubramos nuevos matices con cada escucha, todo ello le convierte en un album que en el preciso instante en que entra en nuestras vidas lo hace para quedarse, sin pedir permiso pasa a convertirse en una parte indispensable de nosotros mismos, en parte de la banda sonora de nuestras vidas.

Tras el éxito de "Cole's Corner", Richard Hawley sacaría a la calle en 2007 su cuarto larga duración, titulado "Lady's Bridge" (de nuevo un sitio real, en este caso un puente, de su Sheffield natal), en el que mantiene el buen tono demostrado en su anterior entrega, componiendo un nuevo canto a la melancolía elegante que le convierte en un artista único, una auténtica "rara avis" en un gallinero musical donde la vulgaridad y la impostura están a la orden del día. Richard Hawley, continúa realizando colaboraciones con otros artistas, manteniendo viva su faceta como músico de sesión, hasta la fecha su último disco es "Live At The Devil's Arse", un trabajo que acaba de ver la luz. Esta vez me voy a desquitar, ya que la entrada de Heron me produjo una gran desazón ante la falta de información con la que me encontré (por cierto, gracias a Laviejaola por su colaboración, el enlace al especial de Ecos de Sociedad sobre Heron es impagable), así que os dejo como extras cinco enlaces que van a ir acompañados de dos vídeos, tomad buena nota: un enlace os conducirá a la página web oficial de Richard Hawley, el segundo de ellos es el atajo para llegar a su myspace, además de ello tenéis la oportunidad de leer una magnífica entrevista a Richard Hawley en lengua culta aparecida en Artes Hoy con tan sólo hacer click, y por si todo éso fuera poco os dejo dos enlaces a sendas reseñas de "Cole's Corner", una de ellas en Feedback-Zine, y la otra en Velvet Rockmine. En cuanto a los vídeos he elegido dos, el videoclip del tema "The Ocean", incluído en "Cole's Corner", y un vídeo que recoge una actuación acústica de Richard Hawley en la BBC, donde interpreta el temazo "Tonight The Streets Are Ours", de su último disco de estudio, "Lady's Bridge". Espero que os guste.




PÁGINA WEB OFICIAL DE RICHARD HAWLEY

MYSPACE DE RICHARD HAWLEY

ENTREVISTA A RICHARD HAWLEY EN ARTES HOY

RESEÑA DE COLE'S CORNER EN FEEDBACK-ZINE

RESEÑA DE COLE'S CORNER EN VELVET ROCKMINE




RICHARD HAWLEY- COLE'S CORNER